Cálago fue, con toda probabilidad, uno de los asentamientos más antiguos en Vilanova, con más de 2.000 años de historia. Así lo recordaba ayer el alcalde, Gonzalo Durán, para justificar una investigación apoyada por el Concello, para la que se pide colaboración vecinal y que no se descarta incorporar al temario escolar para que los vilanoveses tomen conciencia de su pasado. La investigación la desarrolla Alicia Padín, historiadora del arte, master en estudios medievales y doctorando sobre historia romana, que ya colaboró en dos exitosos cursos de verano que la Universidad de Santiago desarrolló en Vilanvoa sobre la historia de O Salnés. Ahora bucea en la iglesia de Cálago, el templo que durante siglos coronó lo que un día, mucho antes, había sido un castro y lo que hoy es el cementerio. Del conjunto solo se conserva ya la famosa torre y campanario, metros más allá, pero algunas imágenes históricas de comienzos del siglo XX todavía atestiguan restos de la cabecera de la iglesia.
La disposición de las tumbas del camposanto, añadía Padín, es otra de las pistas sobre la presencia antiguamente de una construcción de este tipo.
De la iglesia van apareciendo datos más o menos novedosos. Alicia Padín relata que poseía una bóveda de cañón apuntada, que relaciona con la construcción de la iglesia de San Juan de Baión. Los capiteles de sus columnas lucían, además, motivos vegetales y según sus estudios, a la altura de 1543 el templo contaba con hasta nueve altares, con diferentes dedicaciones a santos, algunas perdidas con el paso de los siglos.
Parece ser que la estructura sufrió pocos cambios desde el siglo IX en el que ya hay constancia de su existencia, exceptuando una capilla anexa que sí existía a la altura del siglo XVI, en el muro norte, dedicada a la Concepción. Su techumbre en madera era a dos aguas y se cree que no tenía ingresos propios, motivo que explicaría la falta de añadidos y el progresivo abandono sin posibilidad de reconstrucción.
Cuando muchos siglos después, con la iglesia ya ruinosa, se transformó la capilla de A Pastoriza en iglesia, se usaron para ello numerosas piedras y piezas de Cálago. Muchas otras terminaron incorporándose a muros de casas particulares antiguas, hasta la total desaparición de la iglesia. Padín se dedica ahora a fotografiar y catalogar la colección desperdigada aquí y allá por la villa y pide la colaboración vecinal.
Si alguien tiene en su casa fotos o alguna de estas piezas, que contacte con el Concello, únicamente para poder permitir una fotografía que ayude a entender mejor cómo fue aquel templo milenario. n