Sumando apoyos políticos y sociales el sector del Mar avanza en su rotundo rechazo a la controvertida Lei de Acuicultura. El presidente del Consello Regulador do Mexillón, Francisco Alcalde, destapaba ayer la caja de los truenos apuntando a que “houbo xente moi cercana a Juan Maneiro e que coñece a Ría -refiriéndose a la Ría de Arousa- perfectamente que podería ter obtido información privilexiada sobre o articulado”. Alcalde explica con detalle en qué derivaría esa presunta información privilegiada. “A lei contempla posibles cambios de cultivo en bateas. Esa xente dedicaríase a mercar por exemplo bateas de ostra na zona do Galiñeiro, que teñen pouco valor, para unha vez que se poida cambiar o cultivo conseguir que o seu valor se multiplique incluso por vinte”, detalla el responsable del Consello.
En otras palabras, Francisco Alcalde señala a un posible “pelotazo” oculto bajo el articulado de una legislación que la mayoría del sector no apoya y que la Xunta defiende a capa y espada.
Por el momento, y capitaneados por la Plataforma en Defensa da Ría de Arousa, el sector ha conseguido un amplio respaldo en todos los enclaves en los que se han celebrado asambleas. Desde el minuto uno han denunciado que, tras el articulado del polémico anteproyecto, se esconde la “privatización” del mar. Una premisa que la Consellería ha negado en más de una ocasión.
la xunta
De hecho, y mediante un comunicado, Mar explicaba ayer que en su día se “realizaron reunións sectoriais e que o propio director xeral, Juan Maneiro, se reunira cos principais representantes do sector e cos presidentes das federacións de confrarías para explicarlles o texto co obxecto de que trasladarn a información aos seus representados”.
Todas las suspicacias que se están generando en torno al articulado la Xunta las vincula con una “interpretación errónea do texto”, entendiendo su “carácter eminentemente técnico” y ofreciéndose a “explicarlle todas as dúbidas que lle poidan xurdir”.
La Consellería do Mar insiste además en que la adhesión de los mariscadores a un plan acuícola no es de carácter obligatorio, sino de tipo “absolutamente voluntario”.