“Hay un muro invisible que separa al mundo”. Así comenzó el periodista Antonio Pampliega una charla en el salón de actos del IES Castro Alobre en la que prometió al auditorio que aprenderían muchas lecciones. Y no defraudó. Foto a foto, vídeo a vídeo, el reportero especializado en conflictos bélicos, que saltó al primer plano tras ser secuestrado por Al Qaeda, logró el absoluto silencio de un público adolescente, situado en el lado privilegiado del muro, que ayer dejó de lado su ombligo occidental para mirar de frente al mundo olvidado.
Siria fue el primer capítulo de una mañana intensa en la que también se hizo un recorrido por Afganistán, Somalia o El Congo, entre otros. “Siria nos robó la inocencia a todos”, reconoció Pampliega, que pasó siete años retratando el día a día de una guerra en la que hay contabilizados sobre 300.000 fallecidos. “Yo calculo que medio millón”, aseguró el periodista, que lo describe como “la peor guerra del siglo XXI”. La vida en una escuela situada en el sótano de un edificio de seis plantas o el funeral de una niña de 12 años fueron algunas de las imágenes más conmovedoras en una retrospectiva que se paró en la fotografía de cuatro adolescentes de las mismas edades que los asistentes. Portaban armas y defendían una zona. Ya habían matado. “Eran chavales normales. Les gustaba Messi y los videojuegos. Probablemente hoy estén muertos”, explicó el periodista.
Pensamiento crítico
También hubo mensajes críticos y, sobre todo, un llamamiento a la duda como actitud. “No compréis el discurso occidental”, dijo Pampliega tras recordar las movilizaciones que hubo en la época de Aznar y el escaso eco que Siria tiene en la prensa nacional, al menos hasta que los refugiados comenzaron a llamar a la puerta occidental. “Zapatero fue el presidente que más armas vendió. Las guerras desaparecerán el día en que dejen de ser rentables”, dijo el periodista, que no pecó de corporativismo y también tuvo críticas hacia unos medios que pixelaron a un niño fallecido en el atentado de las Ramblas, pero no tuvieron los mismos miramientos con Aylin, el pequeño sirio que apareció en una playa de Turquía. “Reproducen el discurso del Estado Islámico. Unos son nuestros muertos y los otros no”, advirtió Pampliega. La misma invitación a dudar del discurso oficial y reproducido en la prensa la hizo al hablar de Somalia, un país en guerra desde 1991 y que solo regresó al primer plano con el secuestro de un atunero vasco. “Se habló de los piratas, pero antes de ser piratas eran pescadores”. Pescadores en un país en el que el 33 por ciento de la población solo puede comer una vez al día. Tan difícil como ser mujer en el Congo o en Afganistán. Otra lección que golpeó el muro del Alobre.