La sala de conferencias del Auditorio se llenó ayer para escuchar hablar de un tema incómodo para muchos, pero que precisa de un debate social y de manera urgente: la prostitución. “Para nosotros es muy importante que la sociedad conozca esta realidad, para que no tenga prejuicios y estigmatice a las mujeres; son personas y detrás de cada una hay unas circunstancias, hay una historia”, explica Lourdes Pazo. Ella intervino ayer como técnica del proyecto Vagalume de Cáritas Diocesana de Santiago de Compostela; un plan de atención a mujeres en esta situación y también a víctimas de trata de personas –su ámbito de actuación llega a Vilagacía–, y lo hizo para presentar un documento con el que se pretende despertar conciencias y transformar la realidad social que sustenta la persistencia del problema.
El marco es un documento sobre la prostitución en España desde la mirada de esta organización y que analiza la situación y propone medidas que impliquen a las administraciones, pero también a toda la sociedad que ahora solo “mira de manera muy estigmatizada” a quienes se dedican a la prostitución y cuando “muchas se ven abocadas por las circunstancias”. De hecho para Pazo es muy significativo que más del 80% son inmigrantes. Y es que “es un problema basado en la desigualdad, la falta de oportunidades y también de información, como sucede en el caso de inmigrantes que desconocen los recursos y las alternativas que están a su alcance”. Desde Vagalume les ofrecen esa ayuda, además de atención jurídica e incluso psicológica si es necesario. También ponen a su disposición un piso de acogida y todo ello “independientemente de si quieren estar o no en la prostitución. No rescatamos, les damos alternativas”, explica.
El regreso por la crisis
Recorrer clubs o pisos donde se ofrecen estos servicios es parte del trabajo del equipo de este programa de Cáritas y “evidentemente no es fácil porque hablamos de personas y detrás de cada mujer hay una historia, unas circunstancias”, no deja de repetir Pazo. Y es que para ella hay algo fundamental para terminar de una vez con este tráfico y es cambiar la mirada de la sociedad. “Se pone el foco del problema en la mujer y no en lo importante: el dinero que mueve, los proxenetas, los clientes, etc. Ella es una víctima más”. Una víctima de situaciones como la crisis económica pues se ha detectado un regreso de algunas que solo encuentran en este ejercicio la única posibilidad de subsistencia de ella y de sus hijos una vez que han agotado las prestaciones, llegando incluso a ocultarlo a su núcleo familiar más cercano. l