Poco a poco, sin prisa y sin pausa, el Gobierno de Mariano Rajoy nos va mostrando a todos los españoles los “brotes verdes” de su programa económico, el más importante en este momento. Se trata de “brotes verdes” auténticos, no como aquellos del espejismo de la ministra de Economía del Gobierno de Zapatero, Elena Salgado, gallega para más señas. Día a día nos llegan noticias tranquilizadoras respecto de la situación económica de España y, si bien, como bien dice Rajoy, salimos de la recesión pero aún no de la crisis, el panorama ya no es el de la ruina que presentaba nuestro país en el año 2011, producto de la insensatez de los gobiernos socialistas que practicaron la cultura del despilfarro y la pésima administración de los dineros públicos, además de producir los más escandalosos casos de corrupción política como los EREs, de Andalucía, donde hay más de un centenar de cargos públicos socialistas imputados; el de Mercasevilla, el Caso Faisán, del que tanto debe saber Rubalcaba, los varios aeropuertos construidos y terminados pero que no llegaron a ser puestos en funcionamiento, los millones de euros “apañados” por los Sindicatos UGT y CC.OO, con la práctica de sobresueldos que tanto critica el rojerío al PP, y tramitando EREs, con arreglo a la Reforma Laboral aprobada por el Gobierno de Rajoy, con el voto en contra del PSOE y un interminable etcétera. Todo esto lo saben bien Rubalcaba y sus más cercan@s colaborador@s, pero no tienen el valor de reconocerlo y mucho menos de arrimar el hombro para que Europa y los Mercados Financieros o Bursátiles vean una España políticamente estable, siquiera teniendo en cuenta las recientes manifestaciones de los otrora pesos pesados del socialismo como Felipe González, Joaquín Leguina, José Bono, Francisco Vázquez, José Luis Corcuera o Juan Alberto Belloch alarmados por el estado actual del Partido del puño y la rosa. Les falta grandeza para la autocrítica a Rubalcaba, a Elena Valenciano o a Soraya Rodríguez, entre otros, enrocados como están con los papeles de Bárcenas, turbio asunto sí, pero en que el aún no se produjo una sola imputación de cargos públicos del PP. También aquí, en Galicia, el Gobierno de Feijóo cúmple con sus obligaciones y hace los deberes, mejorando los datos económicos, manteniendo acertadas políticas sociales y gestionando con acierto la búsqueda de carga de trabajo en el sector del Naval y la mejora de precios de la producción láctea, entre otros. Queda por mejorar los números de los aeropuertos, tema en el que nos lleva ventaja el de Oporto, beneficiado por los rancios localismos y la postura insensata del alcalde de Vigo, por cierto, también socialista.