Cuando Cristian López comenzó a dar sus primeros toques en el césped de Ribadumia, no se podría imaginar que a día de hoy sería el máximo goleador de toda Galicia, con un total de 45 goles. Y es que no hay nadie en ninguna categoría, tanto en masculino como en femenino, que supere dicha cifra.
El bota de oro gallego es la gran tentación de los equipos de Preferente, que ya han llamado a una puerta que solo se encuentra abierta para el Chispa de Corón, el club que le devolvió la ilusión.
Hace dos años, López colgó las botas. Una experiencia por la que jamás se imaginaría obtener estos registros. “Dejé el fútbol durante dos años porque me lesionaba seguido, cada mes era una cosa distinta. Estuve viviendo fuera y por motivos personales, volví y me quedé aquí. Hice la pretemporada con el Chispa sin mucha esperanza, no confiaba en que fuera a aguantar, pero me fui encontrando bien y hasta hoy. Me vino bien descansar estos dos años, me sorprendió más aguantar en los partidos que los goles”, cuenta el atacante.
Una pesadilla que se repetía mes a mes en situaciones diferentes y que provocó que López no se sintiese cómodo jugando al fútbol. “No tenía mucho la cabeza en las lesiones ni en volver al fútbol, porque venía solo a estar con mis amigos, no pensaba que esto fuera posible”, recalca.
"En principio solo iba a hacer la pretemporada con el Chispa porque no confiaba en que fuese a aguantar, pero me fui viendo bien", cuenta López.
Antes de convertirse en referente en el Chispa, Cristian López pasó por equipos como el San Martín o el propio Ribadumia, dónde apenas tenía protagonismo. “Llevaba tiempo sin disfrutar del fútbol y lo único que quería era estar cerca de mi gente cercana, que son mis amigos de toda la vida y volver a disfrutar”, asegura.
Asimismo, el atacante semuestra sorprendido con ser el máximo goleador de Galicia, algo que en ningún momento parecía estar en su cabeza. “No lo sabía, pensaba que habría algún jugador en Preferente, por ejemplo, que habría marcado más goles”, afirma.
Un jugador que marca la diferencia gracias a su velocidad con respecto al resto de futbolistas de Tercera Autonómica, categoría en la que milita el Chispa, por la que llega a la portería y genera ocasiones como no lo hace nadie.
Si algo le enseñaron las dificultades al ribadumiense fue a disfrutar del día a día, sin pensar en lo que pueda deparar el futuro. “En mi no cambió nada, sigo siendo la misma persona. Me llamaron varios equipos de Preferente y Primera Futgal, pero en ningún momento pensé en dejar tirado al club porque la verdad es que me siento muy apoyado y estoy muy cómodo. Cuando es así el resto llega solo, no hace falta buscarlo”, asegura el ribadumiense. “Cuando estás tan cómodo, aunque no salgan las cosas, siempre estás mejor. Obviamente los goles llaman la atención”.
La friolera cifra de goles que suma hasta día de hoy no parece suficiente para un Cristian López que espera poder cumplir una apuesta con un amigo. “A principio de temporada, aposté con un amigo mío que iba a llegar a los 60 goles. Ya solo me quedan 15. Aún vi el otro día ese mensaje y la verdad, espero llegar, pero nos quedan partidos bastante difíciles”, cuenta.
"Intento no forzar en los entrenamientos. En los partidos aguanto más de lo que me esperaba, a pesar de que muchos terrenos son bastante irregulares", recalca.
“Nunca tuve a nadie en sénior que apostara por mi, y ver cómo ahora lo hace el entrenador es emocionante. Si echo la vista atrás, no me esperaba jugar tan bien después de dos años. Tengo suerte de que no me cuesta volver a estar en forma”, dice López.
Ahora, después de muchos esfuerzos, incluyendo la parte mental para superar el miedo de volver a lesionarse, el joven solo piensa en un objetivo: conseguir el ascenso con el Chispa.