Crespo, el gran maestro del judo arousano, ya tiene el séptimo Dan

Crespo, el gran maestro del judo arousano, ya tiene el séptimo Dan
José Ángel Crespo no pudo contener la emoción con el homenaje sorpresa que le prepararon sus exalumnos | mónica ferreirós

José Ángel Crespo no pudo contener las lágrimas. Sus exalumnos le prepararon el viernes en el gimnasio Squash una sorpresa en forma de homenaje.  Un merecido reconocimiento a una persona que dejó profunda huella en varias generaciones de judocas en la provincia. Tras toda una vida dedicada al judo, Crespo consiguió el 7º Dan, que se otorga por méritos deportivos.


Los que fueron sus pupilos durante cuarenta años fueron los que promovieron la iniciativa. Contactando con un centenar de personas. En febrero comenzó a organizarse, con conversaciones con la Federación Española y compañeros de diferentes generaciones. Una placa, un kimono, el cinturón y una camiseta firmada por 95 nombres fue el regalo que recibió. Crespo no se lo esperaba. Como es lógico se emocionó muchísimo. No hay mayor reconocimiento que el que brindan los propios alumnos en forma de gratitud.


Natural de Rentería, no se puede entender el judo en Vilagarcía sin la figura de Crespo. Siempre fue un portento físico. Campeón de España e internacional cuando todavía era júnior a principios de la década de 1970, participó en Europeos y Mundiales y viajó a Japón para ampliar conocimientos sobre la disciplina. Era tal su fortaleza, que también llegó a destacar en halterofilia. Capaz de ganar a rivales que le doblaban en peso, dejó la residencia Blume y vio cortada su carrera olímpica para regresar a casa.


Finalizada su etapa competitiva decidió compartir conocimientos a través de clases de judo. Dejó el País Vasco y se vino a Galicia con su mujer Lupe y sus hijos Daniel, Jorge y Ana. Más tarde nació María José. Empezó en A Estrada, después se fue a Pontevedra, en el Gimnasio Benjay, y también a Marín. Fue dejando huella en sus alumnos, que le seguían a todas partes. A mediados de la década de 1980 montó el Squash en Vilagarcía, en el barrio de las Pistas.


“Cuanto más sufráis entrenando, menos vais a sufrir en competición”, les decía a sus deportistas, que recuerdan entre bromas la firmeza que empleaba en cuanto al método y a la vez como se desvivía por ayudarlos. “Es una persona noble con la que aprendimos muchas cosas”. Sobre todo valores. “Fue un maestro en todos los sentidos de la vida. Su filosofía era el esfuerzo”. Y así lo inculcaba. “Ganábamos por perseverancia”, recuerda uno de sus alumnos. Ahora son varios los que dan continuidad a su trabajo en Pontevedra y en el Squash de Vilagarcía, donde Crespo sigue poniéndose el judogi y acercándose al tatami. El gran maestro que influyó en tantos deportistas, ahora entrenadores, ya es 7º DAN. Y lo más importante, tiene el cariño y el reconocimiento que se merece. Cómo para no llorar de emoción. 

Crespo, el gran maestro del judo arousano, ya tiene el séptimo Dan

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