Los gatos son, después de los perros, los animales de compañía más habituales. Según datos de ANFAAC, la asociación que agrupa a los principales fabricantes de alimentos para mascotas, en España hay más de 29 millones de animales censados, de los que casi seis millones son gatos. Solo los superan en número los perros, con más de nueve millones de ejemplares.
Este tipo de felinos, que representan una cifra exacta de 5.858.649 ejemplares en nuestro país, tienen unas características específicas que hace que sus necesidades sean también especiales. Aunque no existe un consenso internacional sobre el número de razas de gato que existen, la Asociación Internacional del Gato calcula que existen un total de 71. Sin embargo, otros organismos apuntan a que podrían ser más o menos, ya que su número exacto está condicionado por varios factores, como los cruces entre especies o la variedad geográfica.
Su estilo de vida es muy diferente en función de las condiciones en las que les toque vivir, y depende mucho de si viven en la calle o en una casa. En cuanto a los domésticos, en rasgos generales suelen ser animales autónomos, con menos necesidades de cuidado que los perros –no necesitan salir a la calle a hacer sus necesidades y pueden estar solos más tiempo, por ejemplo–. Duermen mucho y no son, por lo general, agresivos.
El grupo GEMFE es una asociación de veterinarios especialmente interesados en la medicina felina, que forma parte de la asociación de veterinarios AVEPA. Según esta asociación, muchas veces los gatos “son tratados como si de un ‘perro pequeño’ se tratara, cosa que dista mucho de la realidad”.
Para atender mejor sus necesidades han editado una guía de directrices básicas que buscan que los gatos tengan una vida digna (y feliz). Según este documento, existen cinco pilares fundamentales para crear un “ambiente felino sano”: proporcionarle un lugar seguro donde vivir; aportarle recursos ambientales clave en múltiples espacios separados, como agua, alimento, areneros, rascadores, áreas de juego y áreas de descanso; dejarle que juegue para ejercitar su comportamiento de juego y depredación; que tengan un contacto humano positivo, consistente y predecible y respetar la importancia del sentido del olfato felino.
Para atender mejor sus necesidades se ha editado una guía de directrices básicas que buscan que los gatos tengan una vida digna (y feliz).
A pesar de que son uno de los animales domésticos más habituales, existen todavía muchos aspectos desconocidos en el mundo felino. National Geographic ha elaborado un listado de curiosidades asociadas a esta especie, empezando por el hecho de que su cerebro se asemeja al de los humanos en un 90%, con unos 300 millones de neuronas. Sus bigotes están compuestos por terminaciones nerviosas que les sirven para medir distancias. Además de por la nariz, pueden oler por unas cavidades situadas tras los dientes, de ahí la importancia de su sentido del olfato. Y su instinto salvaje les lleva a trepar para protegerse del peligro, por eso les gustan tanto los espacios en altura.
En cuanto a su historia como animales domésticos, se cree que se remonta entre los años 7500 a. C. y el 7000 a. C. En el Antiguo Egipto eran adorados como si se tratara de un Dios, mientras que con la llegada de la Edad Media se les consideró animales diabólicos y muchos eran quemados en una hoguera. Esta fama maldita les persigue hasta hoy, ya que en muchas culturas los gatos –especialmente los de color negro– son considerados símbolo de mal augurio.