A lo largo de esta semana, los guardapescas de la Cofradía de Pescadores de Cabo de Cruz interceptaron a once furtivos en sus concesiones, sufriendo en algunas de las ocasiones amenazas por parte de algunas de esas personas, que les dijeron que estaban cansados de tanta presión. En la jornada de ayer, en torno a las ocho y media de la tarde, tres vigilantes del pósito crucense observaron a dos mariscadores ilegales, que son viejos conocidos suyos, en el entorno de la zona de la fábrica de Paquito y lograron escapar con las capturas, y tres horas después fueron interceptados de nuevo en Praia Xardín. Al verlos, los guardapescas decidieron esperar a que salieran con las capturas, momento en que procedieron a su identificación y les solicitaron que entregasen el marisco.
Sin embargo, lejos de hacer caso a sus órdenes, esos dos furtivos no sólo se negaron sino que también se pusieron agresivos, hasta el punto de que uno de ellos, al que un vigilante sujetaba por la mochila en la que llevaba el marisco, al ver que no le soltaba, le lanzó un puñetazo que logró esquivar y el trabajador de la cofradía de Cabo de Cruz se vio obligado a utilizar un spray pimienta de su dotación. El segundo furtivo al que sujetaban otros dos compañeros logró coger un palo e intentó acercarse al primero de los guardapescas, a la vez que le amenazó con golpearle.
El mariscador ilegal al que había rociado con el spray de pimienta para evitar la agresión cogió un palo y se dirigió al vigilante para golpearle, por lo que de nuevo se vio obligado a rociarle con el spray de pimienta para poder acercarse y conseguir que soltase el palo. El guardapesca agredido anunció que presentará denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Boiro, para lo que adjuntará parte de lesiones. Uno de los furtivos vació el marisco en el agua acompañado por uno de los guardapescas, mientras que al supuesto agresor le fueron decomisados 2,72 kilos de almeja japónica de talla antirreglamentaria y un rastrillo.