Desde que comenzó la actual temporada de verano, e incluso en alguna ocasión unos días antes, se viene registrado una oleada de robos en los chiringuitos de la playa ribeirense de Coroso, que está generando máxima preocupación entre los concesionarios de esas instalaciones pensadas para dar servicio a vecinos y veraneantes que acuden a ese arenal, y se plantean no seguir el próximo verano ante lo que tildan una absoluta falta de seguridad. El más llamativo tuvo lugar antes de que uno de ellos abriera sus puertas al público, y en el que unos ladrones causaron daños tanto en el chiringuito como en el almacén y sustrajeron maquinaria valorada en más de 6.000 euros, tales como una cafetera, una cocina, un generador, una desbrozadora, entre otros, y que se llevaron en una furgoneta. El último que sufrió ocurrió en la madrugada del miércoles al jueves de esta semana, cuando forzaron las bisagras del chiringuito y se llevaron altavoces y botellas de bebidas con precinto. Su dueño pide colaboración ciudadana por si alguien vio algo.
Una noche antes fue otro de ese tipo de negocios el que recibió la visita de los amigos de lo ajeno, pero se quedó en tentativa pues huyeron del lugar, posiblemente al asustarse al saltar la alarma a las 2.30 horas. Peor suerte corrió en las madrugadas del 24 y 22 de julio, cuando los cacos arrancaron una tablas y se llevaron mercancía y bebidas que tenían guardadas en la nevera. Una de esas noches alguien sintió una alarma a las 4.00, pero coincidió con los aspersores de los jardines y no le dio más importancia. La primera vez que les robaron fue el pasado 13 de julio, justo dos días después de abrir, los ladrones se llevaron se llevaron el cajón de la máquina registradora en el que había 400 euros para cambio. En un tercer chiringuito entraron a robar cuatro veces, percatándose de la primera el 12 de julio, después de varios días cerrado por la lluvia. Esa primera vez forzaron una ventana y se llevaron helados y bebidas por 200 euros. Dos días después rompieron la puerta de madera y se llevaron un botín similar. Para la tercera vez, el 22 de julio, ya se instalaran cámaras de vigilancia, que los grabaron y pudieron ser identificados y detenidos, algo que fue días después, pues aún volvieron el 22, pero huyeron con un exiguo botín al saltar la alarma.