El Colexio Oficial de Arquitectos de Galicia desveló ayer que 224 propuestas visadas entre el 1 de octubre de 2020 y el 30 de septiembre de 2022 optan a las diferentes categorías de los XX Premios COAG de Arquitectura. Entre ellas hay varias vinculadas con O Barbanza, una de las cuales es el proyecto fin de carrera de Fernando Balea sobre infraestructuras de mejora del polígono industrial de Xarás, que competirá con otras 12 candidaturas, entre las que se incluye otra relacionada con la comarca, un condensador social en A Pobra realizado por Benkar Soukaina.
Según su memoria, el proyecto de Balea Domínguez trata de una intervención urbana en ese recinto empresarial mediante una serie de infraestructuras que ordenan el conjunto y intentan vincularlo, dándole cohesión interior, además de conectarlo con el área urbana contigua. “Estas piezas se plantean como elementos multifuncionales, que pueden adaptar su programa a las necesidades cambiantes de su entorno”, señala el autor del proyecto. Advierte que la vinculación de su parte inferior con la carretera AC-550, de conexión entre Ribeira y Oleiros, y que recorre toda la vertiente norte de O Barbanza; permite posibles desarrollos de intervenciones urbanísticas y arquitectónicas que generen una mayor relación entre el entorno y el área industrial. Por ello, el planteamiento de partida de su propuesta es realizar una arquitectura que genere un tratamiento homogéneo e identitario de las naves, proyectando una imagen conjunta del área empresarial; y la creación de un elemento de conexión entre ambos mundos, tanto en la dualidad polígono industrial-polígono comercial, como en su relación con el entorno urbano que lo rodea.
Fernando Balea indica que recorrer la carretera autonómica AC-550 de Ribeira al Hospital do Barbanza, se perciben ciertos elementos organizadores del lugar que son los distintos cerramientos de las parcelas y fincas que bordean el vial, y cuyo tratamiento genera distintas relaciones entre lo público y lo privado. “En ocasiones, estos elementos de cierre desaparecen completamente y se convierten en un espacio previo de relación, en otros puntos, el muro es la fachada urbana de la calle y en algunos lugares se presentan sólo como elementos de límite visual, como elementos vegetales o muros bajos”, detalló.
Tras este análisis, su planteamiento inicial evoluciona hacia la idea de usar ese elemento de cierre como organizador del polígono. A partir de esa premisa, y con intención de conectar el polígono bajo de la carretera comarcal con el polígono industrial, “se generan una serie de infraestructuras a lo largo del vial que albergan diferentes usos y servicios, pero con una forma y dimensión susceptible al cambio de uso y a su adaptación a necesidades futuras, mejorando la accesibilidad y dando una escala más humana desde el espacio público. Señala que tras estudiar la tipología de grandes muros de contención de las naves y al saber de la existencia de una cantera en su zona norte; esas infraestructuras reinterpretan la cualidad de los muros de contención, y aprovechando el árido de la cantera se opta por construirlas con muros de hormigón ciclópeo que funcionan como la base de la actuación.