Coincidiendo con el último domingo del mes de mayo, Ribeira celebró ayer uno de los actos que despiertan mayor ternura en la población y no fue otro que la centenaria procesión de las Hijas de María. Se trata de un evento que desde hace unos años está recobrando el auge y esplendor de antaño, y que también se está haciendo coincidir con la celebración conjunta de varias primeras comuniones. En esta ocasión fueron las de las gemelas Emma y Martina Vila Agrafojo, María Vázquez Muñiz, Alba Pérez Oujo, Mauro Ayaso Olveira, Juan Gago Triñanes y Nicolás Martínez Pérez, todos ellos de 8 años, y Manuel Parada Sampedro, de 9 años.
La celebración había comenzado a las doce del mediodía con una ceremonia religiosa en el templo parroquial de Santa Uxía, y pasada la una de la tarde salió el desfile, que presidió el estandarte de la Congregación de las Hijas de María, con el acompañamiento de los acordes de la Banda de Música de Caamaño, y que incluso interpretó la pieza “Triunfo y Gloria”. También iba la carrozas tirada por tres vecinos, que ya lo vienen haciendo desde hace 32 años, y en la que se subieron las niñas y niños de cuatro años vestidos como ángeles.
Detrás de los ocho chiquillos que hicieron su Primera Comunión, iban la docena de niñas y un niño ataviados con túnicas celestes que recitaron de memoria versos dedicados a la Virgen María desde el balcón de un edificio situado junto al Cruceiro de la Virgen de la Salud, en la Rúa de Galicia, y que remató cada uno de ellos con vivas a la Virgen María y a la Madre de Diós. segudos de sonoros aplausos por parte del numeroso público que secundó el evento. Hasta ese lugar había llegado el primer tramo de la procesión, antes de emprender el recorrido de vuelta hasta la iglesia por el mismo vial peatonal por el qye había discurrido previamente.