Los amigos de lo ajeno han vuelto a actuar en la madrugada de ayer en dos negocios situados en diferentes zonas de Boiro y en los que fueron mayores los daños que causaron para entrar que el valor del botín que se llevaron. Se sospecha que en ambos caos la autoría responde a una misma persona, pues aparece en grabaciones de las cámaras de vigilancia con el mismo atuendo, y qeu concretamente era ropa deportiva, destacando una sudadera amarilla que lleva una capucha, con la que cubre su cabeza, pero no se descarta que tuviera la colaboración de alguna otra persona. Su objetivo en esta ocasión fueron el restaurante Touliña, en la zona de Praia Xardín, y la pastelería Fátima, ubicada en la céntrica Rúa Norberto Pijuán.
En el primero de los establecimientos el robo lo perpetraron en torno a la una de la madrugada, ronde forzaron una verja con candado y luego rompieron una puerta de madera de la parte posterior y que da acceso a la cocina. Una vez dentro se dirigieron a la zona de la barra en donde un caco permaneció menos de dos minutos, pero no logró abrir la caja que contenía la recaudación, y luego fue cuando decidió llevarse mercancía, valorada en unos 300 euros, y que consistió en 8 kilos de pulpo, 2 de almejas, 2 bolsas de zamburiñas, hamburguesas gourmet y calamar limpio que tenían tanto en un congelador como en una nevera, según indicó su propietario, Pablo Outeiral.
Una patrulla de la Guardia Civil acudió escasos minutos después de saltar la alarma, pero cuando llegaron los agentes del instituto armado ya no había nadie en la zona. Cabe recordar que al Touliña ya le habían intentaron entrar a robar hace prácticamente un año, cuando los ladrones rompieron los cristales de una ventana del local, pero en aquella ocasión los cacos no se llevaron botín alguno de su interior.
Por otro lado, los dueños de la referida confitería recibieron poco después de las ocho de la mañana de ayer la llamada telefónica de un vecino que detectó que la ventana del local estaba abierta y les avisó por si se les había olvidado cerrarla. Cuando los propietarios llegaron a su negocio para comprobar lo que pasaba y ya se percataron de que les habían entrado a robar, pues esa ventana había sido forzada con una ganzúa -quedó doblada y habrá que cambiarla por completo- para lograr abrir un hueco por el que lograron colarse.
El botín que se llevaron fue de unos 200 euros que tenían en la caja registradora para cambio y en el bote de las propinas, y de mercancía sustrajeron unos 8 kilos de café normal y otro de descafeinado y uno de cacao y un caldero de chocolate, así como una tarta de la que dejaron parte de la nata y chocolate que tenía en la ventana por la que huyó el ladrón, y que valoraron en unos 250 euros. Además, el ladrón se llevó el teléfono móvil de la pastelería. Uno de los dueños, Javier López Piñeiro, que indicó que acudió una patrulla uniformada de la Guardia Civil y que tomó fotografías de la escena del robo, recordó que esta es la tercera vez que les entran a robar en diez años -la primera que lo hacen por delante, pues las dos anteriores lo hicieron por la parte posterior-, aunque la anterior ya había tenido lugar en 2017.