La socialista Fátima Abal cumplió escrupulosamente con la orden del día: el pleno solo era para dar cuenta de su renuncia a la Alcaldía, así que se resolvió en escasos minutos, sin intervenciones –tampoco se dio la opción y ni había ganas entre los grupos– y ni siquiera hubo asistentes entre el público, aunque aún siguen mandando los protocolos covid. Es cierto que es una hasta luego porque seguirá siendo concejala en la Corporación, pero también es verdad que no todos los días se renuncia a un bastón de mando.
La ya exregidora justificaba lo sobrio de la sesión en que “os motivos estáis máis que explicados” y tienen que ver con cuestiones personales, de salud. Y posteriormente, preguntada por el caso, añadía que el día del anuncio oficial “xa dixen todo o que tiña que dicir” y que el resto, la oposición y sus socios, “tamén fixeron as súas declaracións –en los medios–. E como xa dixen, non quero nin cargos nin recoñecementos”. Así que entiende Abal que darle más pábulo a su marcha daría paso a algo especial que evita por todos los medios.
Tampoco hubo acercamiento de los ediles de la oposición para trasladarle alguna palabra. Sí se mantuvo junto a ella su compañero Samuel Lago, que incluso fue a buscarla al sillón de la presidencia tras terminar el pleno. Con toda probabilidad será investido regidor en un pleno fijado para el sábado a las 12 horas porque las cuentas ya le salen al PSOE. La asamblea de su socio (Somos) se reunió por la mañana de manera telemática y votó por unanimidad apoyarle tras una reunión mantenida el lunes entre ambos partidos donde se limaron asperezas y se acordaron nuevas líneas de futuro para mejorar la coordinación del bipartito con una redefinición incluso de áreas, aunque menor, que resolvería cierto malestar existente entre los de Tino Cordal.
Y también porque el BNG ya avanzó días atrás que le daría el sí, pues si bien las relaciones están tensas desde hace tiempo, ninguna de estas dos formaciones quiere que vuelva el PP. Así, los socialistas suman los nueve votos necesarios frente a los siete de los populares, que seguramente postulen a su líder, Luis Aragunde.
Eso sí, antes de la investidura de Lago como nuevo regidor tendrá que tomar posesión de su acta de concejal el nuevo portavoz nacionalista, Liso González Roma. Estaba previsto para ayer, pero el pleno se convocó de urgencia para resolver la Alcaldía lo antes posible y le pilló fuera de Cambados por motivos de trabajo. Su presencia está garantizada, pero si llegara a ausentarse podría poner en aprietos a los socialistas, que podrían quedarse en un empate: sus ocho votos frente a los siete de populares más uno de Pode, aunque el portavoz de este último, José Ramón Abal Varela, mantenía ayer lo dicho en días atrás, que se votará a sí mismo como alcalde. Así las cosas, el socialista es matemáticamente el nuevo regidor, aunque Cordal ostentará el bastón de mando en funciones hasta el sábado al ser primer teniente de alcalde.
La sesión de ayer duró escasamente diez minutos y el ambiente estaba como enrarecido. Los grupos ni siquiera intervinieron en el otro asunto de la orden del día y que siempre genera debate porque se levantó en tiempos del gobierno del PP: la plataforma logística de residuos de Sete Pías. La empresa gestora presentó alegaciones a la decisión de rescindirle la concesión por incumplimiento culpable, pero fueron rechazadas con informes jurídicos del secretario municipal y todos votaron a favor.