Los tripulantes del buque MV Karar, que fue intervenido en abril de 2020 con 3.800 kilos de cocaína, señalaron hoy, en el juicio que se sigue en Vigo por dicho alijo, a un nepalí, que se mueve entre Colombia y Panamá y que no está procesado, como el supuesto responsable de darles instrucciones sobre el traslado de la droga hacia Vigo.
Además, el capitán del buque, Alim U., de Bangladesh, reconoció en esta cuarta jornada de vista en la Sección Quinta de la Audiencia Provincial, la primera una vez superadas las cuestiones previas, que sabía que el barco llevaba un cargamento de cocaína y que, tras partir de Panamá, el barco recogió la droga frente a las costas de Colombia, antes de tomar rumbo a Vigo.
En la jornada de este lunes declararon otros cinco tripulantes. Todos reconocieron su participación en los hechos, si bien sostuvieron que cuando salieron de sus países de origen —Nepal y Bangladesh— para embarcar en Panamá, no sabían que la travesía sería para embarcar cocaína.
El nombre del nepalí no procesado salió a relucir en las primeras declaraciones de este lunes. Según indican fuentes judiciales a EFE, su nombre no aparece expresamente en el sumario, aunque sí hay referencias a él. Algunos tripulantes le atribuyen el haber dirigido una primera reunión en el Karar con el citado capitán del buque y el gallego José Manuel B. G., quien después habría sido el encargado de contar los fardos que subieron a la embarcación.
En ese encuentro y siempre según esta versión, el nepalí habría facilitado coordenadas de dónde iba a ser cargado el buque frente a la costa de Colombia y, posteriormente, se habría encargado de trasladar por teléfono satelital a un miembro de la tripulación dónde se produciría la descarga.
Con la ayuda de un intérprete que recibió toques de atención por parte de la presidenta de la sala, el fiscal y algunos abogados por su traducción, el capitán, que se enfrenta a 13 años y medio de prisión, fue el primero en declarar.
Aseguró que el tripulante español apuntó en la carta náutica las coordenadas para dejar la cocaína a unas 350 millas náuticas (unos 650 kilómetros) de Vigo, si bien otros encausados señalaron al citado no procesado de haberlas facilitado. El capitán explicó, a través del intérprete, que se embarcó en marzo de 2020 con los tripulantes de Nepal y Bangladesh, a los que posteriormente se sumó el gallego en Puerto Colón (Panamá).
Relató que la droga fue cargada en la embarcación a cien kilómetros de la costa de Colombia mientras él se encontraba en su cabina y que José Manuel B. G. se encargó de contar los fardos, que cifró en 154.
Según apuntó, tenían contacto con el exterior a través de un teléfono satelital y recibían las órdenes del nepalí, que no llegó a embarcar y que era el que se habría estado comunicando con uno de los tripulantes, Kiran T., segundo oficial, responsable de trasladarle indicaciones al capitán.
La instrucción que tenía el responsable del navío era llevar el material a Vigo, dejar la droga a esas 350 millas náuticas de la ciudad gallega, entre el 22 y 23 de abril de 2020 y, posteriormente, dirigirse a puerto. El capitán mantuvo que sí sabía que transportaba droga y dónde iba a descargarse.
Preguntado por supuestas incongruencias entre su declaración y la que hizo en instrucción, el capitán del barco llegó a decir que lo único que quiere es salir de prisión, una respuesta que provocó carcajadas y aspavientos en el banquillo de los acusados de Galicia, entre ellos Juan Carlos Santórum —el que la Fiscalía tiene por principal procesado—, actos que fueron reprendidos por la presidenta de la sala, quien recordó que el juicio “no es un espectáculo” y les advirtió de que les expulsaría si no guardaban “debida compostura”.
El segundo oficial, Kiran T., se mostró “arrepentido” y dijo que por eso ahora, cuatro años después, reconocía los hechos, por los que pidió “perdón”.
Respondió en castellano a algunas preguntas y con traducción a otras y refirió que antes de que el barco zarpase, él llevaba casi un año contratado para el Karar por el nepalí; que inicialmente no sabía que era para transportar droga y que descubrió esa finalidad cuando embarcaron los demás y José Manuel B. G.
Además, señaló que se comunicaba con la persona no procesada a través del teléfono satelital y que fue esta quien dejó apuntadas las coordenadas del lugar en el que iba a ser descargada la droga y quien también le avisó de que llegaban las lanchas —tres, cada una con tres personas— para cargar la cocaína al buque, indicándole que sintonizase el canal 71 de radio para comunicarse con ellas. También dijo que “todo el mundo” en el barco ayudó a cargar los fardos.
Otro procesado, el encargado de guiar el barco, afirmó desconocer cómo se cargó la droga al señalar que estaba en su cabina, pero admitió que el destino era Vigo y que tenía un contrato de 3.200 dólares al mes, unos 3.000 euros, por guiar el barco.
A continuación declararon un mecánico, un ingeniero que trabajaba en la sala de máquinas, quien dijo que la droga se guardó en un tanque del MV Karar en un lapso de dos horas, así como otro tripulante, Mahfuzul H., electricista, que señaló en castellano que la carga en el buque se efectuó de noche y que el gallego que iba en la embarcación anotaba los fardos que iban introduciendo en el barco con la grúa de la propia embarcación, que manejaba Kiran T.
Mahfuzul aseguró que cuando salió de Bangladesh para unirse a la tripulación no sabía que iban a transportar droga; lo habría conocido con posterioridad. Reconoció sentir que lo había “hecho mal”, que era libre “para confesar los hechos” y que no declaró presionado. En su relato, apuntó que el tanque de la droga tenía una pequeña puerta con doce tornillos, sin otra cerradura, y con bridas blancas que habría colocado el tripulante gallego en cada una de las tuercas.
Por otra parte, la magistrada admitió la documental aportada por el fiscal el viernes —imágenes de una de las naves registradas y del buque con la cocaína a bordo ya en puerto—, a pesar de la oposición de la defensa de Santórum y las de otros procesados.
Según recoge Europa Press, el juicio se reanudará este martes, con las declaraciones de los ocho tripulantes que faltan, todos de Nepal.
Se da la circunstancia de que todos los miembros extranjeros de la tripulación saldrán de prisión previsiblemente el jueves, al cumplirse cuatro años de encarcelamiento preventivo y no permitiendo la ley prorrogar más esta situación de privación de libertad.