Se desconoce qué tipo de fenómeno meteorológico de la borrasca Irene provocó ayer cuantiosos daños en una docena de construcciones de Couto de Abaixo (Castrelo), pero según los testimonios de los vecinos, el diluvio y la fortísima racha de viento fueron algo extraordinario y lo compararon con un tornado o una manga marina. Vino de la costa y recorrió un trayecto no muy largo pero casi en línea recta hasta diluirse en una zona más alta de arboleda, levantando y tirando a su paso tejados, muros, contenedores, estructuras con pesos de 400 kilos... Y de tal modo que había casas próximas a otras afectadas que no presentaban problema.
“Sentín algo raro, abrín a ventá e chovía tanto! De repente vin pasar os contenedores, chapas... Só vía cousas voando, como nas películas”, cuenta Mari Carmen Feijóo. No sabe exactamente cuánto duró el episodio, que vivió sola en casa y con gran angustia, hasta el punto de que cuando cesó, “saín chorando a xunto un veciño”.
Pasaban de las doce y media del mediodía y fuera se encontró el estropicio: una buena parte de su cierre de bloques derruido y la cama elástica que la familia tenía en el patio había volado. Su tejado resistió bastante bien, pero tenían tejas sueltas y ella y su marido estaban a la espera de que el seguro acudiera a examinarlo. Esperaban que cuanto antes, pues la entrada de agua podía acabar atravesando a la vivienda, explicaban a pie de calle, con el suelo lleno aún de pedazos y señalando el portal de chapa aterrizado en una finca y perteneciente a un vecino situado a bastantes metros de distancia.
En una casa próxima ya estaba pasando. Su dueña, Benita Oubiña, también estaba sola cuando sintió “como un remolino de vento” y bajó la persiana “con medo”, contaba ayer. Poco después ya empezó a ver cachos de tejas esparcidos por el patio y se abstuvo de salir a curiosear: “Tiña medo de que me caira algo enriba”. Gran parte pertenecían a su propio tejado, reformado este mismo verano.
Es una de las más afectadas, con una importante pérdida de piezas por donde se colaba la lluvia hasta el punto de que, a primera hora de la tarde, el suelo del fayado estaba encharcado y ya traspasaba la placa, apareciendo las primeras goteras en las habitaciones y que, su hija y nietos, combatían con calderos.
Otro de los más afectados fue una empresa de construcción a la que le voló prácticamente toda la cubierta de uralita de un almacén, unos 150 metros cuadrados, además de que se le rompieron las ventanas. También llamaba la atención la cubierta de chapa de un garaje que su propietario estuvo buscando en las inmediaciones y que apareció en una finca ubicada a unos 200 metros de distancia. La propia dueña estaba sorprendida: “Non sei de onde saería esta especie de campanario”, dijo por su aspecto, todo doblado como si fuera de papel.
Hasta Couto de Abaixo se desplazaron efectivos de Emerxencias de Cambados y agentes de la Policía Local, así como el alcalde, Samuel Lago, y el concejal de Seguridade Cidadá y Obras, José Ramón Abal Varela. Las autoridades cifraron en más de una docena las construcciones afectadas, pero no detectaron ningún caso con peligro estructural.
Desconocían qué tipo de fenómeno meteorológico fue este que también dejó incidencias en la localidad vecina de Sanxenxo, tirando postes junto a la capilla de Gondar y en Arnosa y también en el lugar de Foxos, donde uno cayó sobre una casa y otro en la PO-305, junto a A Lanzada. De hecho, fue preciso cortar la carretera para retirarlo.
Algunos vecinos de Castrelo, profesionales del mundo de la construcción, ya realizaron ayer las primeras reparaciones, en cuanto el tiempo se lo permitió. Pero el viento también tiró vigas de emparrados e importantes tramos de muros de cierres de fincas y en un caso, prácticamente todo, además de destrozar plásticos de un invernadero.
El fenómeno tuvo fuerza suficiente para desplazar una caseta de obra de varias toneladas de peso, así como los nuevos contenedores, más pesados y, en algún caso, casi llenos. Tanto el regidor como el concejal de Seguridade lamentaron el “susto” que se llevaron los vecinos, pero destacaron la ausencia de daños personales en este episodio que recuerda al vivido en 2018.
También fue algo extraordinario y se comparó con una especie de tornado que, igualmente, dejó un reguero de incidencias, como el levantamiento de la práctica totalidad de la cubierta de una empresa de aluminio.