La Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (Cemma) colaboró en el mayor estudio de zooarqueología de ballenas en Europa, en el que se estudiaron 719 muestras procedentes de doce países y en el que se concluye que la caza de ballenas causó la extinción de dos especies en Europa: La ballena franca del Atlántico Norte y la ballena gris. En el caso de las muestras recogidas en Galicia (68), se encuentran huesos arqueológicos de ballenas francas halladas en el Castro de A Lanzada —siendo las más antiguas del siglo II a.C.— y del Castro de Alobre. Asimismo, en el yacimiento sanxenxino se recogieron muestras de una ballena jorobada (del siglo I o II a.C.) y de un delfínido (de los siglos II al IV a.C.), que ayudaron a arrojar luz sobre las ancestrales tradiciones balleneras europeas y las antiguas poblaciones de estas especies.
En el estudio, coordinado por Youri van den Hurk, se analizaron muestras desde el año 3.500 a.C. hasta el siglo XVIII, identificando 623 de ellas. Las especies más frecuentes fueron la ballena franca (46,5 %) y la gris (15,3 %), ambas con registros desde España a Noruega, por encima de otras que fueron cazadas durante el siglo XX y que hoy en día mantienen su presencia en este área de estudio, como por ejemplo la ballena común (5,1 %), la jorobada (4,7 %) o la azul (1,7 %).
Se piensa que estos cambios entre su frecuencia pasada y la actual se deben a que las especies ahora desaparecidas fueron cazadas por pueblos europeos. Si bien esta práctica en el medievo ya era conocida en distintos países del continente, en este trabajo se destaca que la cultura Vlaardingen de los Países Bajos capturaba ballenas grises ya en la Edad de Piedra tardía, entre el 3.500 y el 2.500 a.C., lo que podría representar una de las tradiciones balleneras más antiguas de Europa.Este caso de probable caza activa de ballenas en el Neolítico sería un descubrimiento sin precedentes en toda Europa.