Vilariño celebra este sábado el día grande de San Antón de A Modia con los habituales actos litúrgicos y las singulares “poxas” de ofrendas. Se trata de una antigua tradición que se ha tenido que adaptar a los tiempos modernos, y a los gallos y pezuños se han ido sumando lotes de vino y productos de carnicería. “A xente xa non cría tanto como antes e de feito hai menos donacións deste tipo, pero o caso é que tamén hai menos persoas que teñan sitio para facelo, entón tampouco as queren”, explica uno de los miembros de la comisión, Javier Oubiña. 

Así las cosas  y con el crucial propósito de que estas subastas populares a viva voz sigan siendo atractivas, han ido introduciendo género ya listo para el consumo. El año pasado, una carnicería les donó ristras de chorizos y “cachuchas” y una bodega, vino, y este año repetirán. No obstante, no faltarán los especímenes vivos, los potes de queimada con el logo oficial de la fiesta y alguna sorpresa. “Ao fin e ao cabo, hai que adaptarse aos tempos”, resume el joven cambadés, implicado en la organización desde los 12 años, primero como colaborador y desde la mayoría de edad como miembro oficial. 

El grupo está formado por una decena de vecinos de este lugar de Vilariño a los que también unen lazos de amistad y quizás este sea el secreto de su buena salud. Hace 30 años que se han ido renovando cargos y accediendo personas más jóvenes a pesar de que les roba mucho tiempo libre y el engorro, que en su caso tiene el añadido de que muchas orquestas descansan en invierno.

Complicaciones crecientes

Además, cuenta Oubiña que cada vez la cosa se complica más, desde “máis requerimentos”, hasta unas obligaciones “cada vez máis esixentes” en temas de seguros de responsabilidad civil, impuestos, licencias de la SGAE y lo que califican directamente como “trabas”. Se refieren a que la administración está muy encima de iniciativas como los sorteos, cuyo propósito es conseguir fondos. “Podo entender que se controle aos establecementos porque existe un lucro, pero non é o noso caso”, lamenta el organizador. 

Y es que aunque las casas comerciales y empresas siguen siendo generosas, explica que la celebración sobrevive fundamentalmente gracias a las aportaciones vecinales. “O 90% das festas tradicionales son posibles porque a xente maior dá cartos, pero os novos non teñen esa costume. Non sabemos que pasará cos petitorios cando vaian morrendo, pero xa van a menos e nós temos que buscar outras vías de financiamento”, se quejó.

Con todo, estos vecinos siguen al pie del cañón y cuando llega el día grande se olvida todo, o casi todo, porque el trabajo y las preocupaciones no desaparecen, pero con alegría se llevan mejor. Como ya es habitual desde hace 20 años,  la orquesta Los Satélites volverá a subirse al escenario y también estará la Capitol.

La verbena incluirá el sorteo de tres premios en metálico por un valor total de 330 euros y el reparto de queimada y rosca y chocolate entre los asistentes. Será la guinda de una jornada que arrancará con salvas y pasacalles previos a la misa (12 horas) y la procesión, tras lo cual llegarán las “poxas”.