Lo que iba a ser una jornada tranquila de pesca deportiva para los hermanos Iglesias, Jorge y Enrique, se truncó a menos de 250 metros del puerto de Portonovo.
Mientras navegaban en su lancha, ambos se percataron de que había “algo raro” flotando en el agua. A medida que se iban acercando, la duda se disipó: era un delfín que tenía enredado en la cola un aparejo de pesca y corría el riesgo de ahogarse.
 

Los hermanos Iglesias no lo dudaron un momento y, desde el primer instante, buscaron la forma de ayudar al animal atrapado. El primer paso, apagar el motor y acercarse al delfín de manera cautelosa, ya que el ruido de la embarcación lo hacía estar mucho más nervioso.
“El aparejo de pesca estaba enganchado a la cola del delfín y el peso tiraba de él hacia el fondo, se veía que el animal estaba agotado y si no actuábamos era posible que se ahogase”, comenta Jorge Iglesias.
 

Tras esto llamaron a Guardacostas, Estación Marítima y buscaron la ayuda de otros barcos que contasen con radio. Todas las opciones descartadas. “Guardacostas nos dijo que iba tardar, en la cofradía no encontramos ninguna embarcación con radio...”, señaló Iglesias. Estaban ellos dos solos y el animal que necesitaba  su ayuda. Era el momento de actuar.
 

Intentaron todo tipo de maniobras y artimañas para acercarse al delfín y liberarlo. En ese momento, Enrique tuvo una idea. “Tiramos nuestro rizón al mar y con él enganchamos el aparejo, conseguimos que dejase de tirar hacia abajo del delfín y, por lo tanto, que el animal no se hundiese y pudiese respirar”, cuenta Jorge.
 

En ese momento, la naviera de las once con destino Illas Ons salió de puerto, se acercó a ellos y les ofreció su ayuda. 
 

Los dos hermanos continuaban con las labores de rescate. Tras muchos arañazos y diferentes técnicas, por fin lograron subir la cola del animal a su lancha y soltar el cabo que lo tenía agarrado. “Lo fuimos abriendo poco a poco hasta que finalmente lo pudimos liberar al completo”, comenta uno de los protagonistas de la historia.
 

Un animal agradecido
 

Tras casi media hora de rescate, finalmente el delfín es liberado. Los hermanos Iglesias -ambos vecinos de Sanxenxo - consiguieron cortar todas las cuerdas que ataban al delfín y que le provocaban el ahogamiento.
El momento final fue muy especial. “Justo unos segundos después de liberarlo, el delfín rodea nuestro barco y sale a flote en varias ocasiones mirándonos en lo que parece un gesto de agradecimiento antes de sumergirse y alejarse”, indica Jorge.
 

La mayor parte de este rescate fue presenciado por las 200 personas que viajaban en la naviera rumbo a las Illas Ons. “Había mucha gente sacando fotos. Cuando conseguimos liberarlo se oyeron los aplausos de todos los allí presentes”, comentó Iglesias.
 

Ambos hermanos indican que, sin duda, lo volverían a hacer. “Simplemente quisimos salvar al animal de una muerte garantizada, sin causarle daño y sin arruinar el aparejo del marinero, concluye.