Acorralado

El President Mazón y su gobierno deberían tener, si es que no los tienen ya, los días contados. Su desastrosa gestión ante la catástrofe de la DANA les incapacita para afrontar la difícil tarea de recuperar una economía hundida por la catástrofe.


Si estaba más preocupado por la dirección de la televisión autonómica que por las alertas de gravísimas inundaciones, (esto dando por hecho que la última versión de lo sucedido la tarde de la catástrofe sea cierta) ¿como va a ser capaz de gestionar la recuperación?


En su partido, el PP, no saben cómo evadir las preguntas sobre que hizo, donde estuvo, y porque llegó dos horas tarde a la reunión que debía poner en marcha el operativo de salvamento. Y, aunque él insiste en que tiene “la determinación de tirar para adelante”, en Génova hay muchos que ponen en cuestión su continuidad en el cargo. Y saben, también, que la caída de su consejera de Interior, Salomé Pradas, arrastraría al propio Mazón.


Aún así, otros dirigentes autonómicos populares que consideran que no es el momento de cortar cabezas, dejan la puerta abierta a “más adelante”. Feijoo, que teme más que nadie que la incompetencia del presidente valenciano le manche a él también, sigue responsabilizando al Gobierno central, al mismo que, en un gesto insólito, reclamó el estado de emergencia y que tomára las riendas de la situación asumiendo una gestión que correspondía a su compañero de filas.


Según las informaciones que narran los garrafales fallos (en los medios solventes, que no los bulos de las redes sociales) crece la indignación y la gente sale a la calle a manifestarse pidiendo responsabilidades. Lo que empezó siendo una lluvia de barro en la visita institucional, se ha reconvertido en la democrática protesta ante la incompetencia.


Es muy difícil, por no decir imposible, seguir al frente de una administración como si no hubiera pasado nada, cuando más de doscientas personas han perdido la vida en una catástrofe cuyos riesgos hubieran podido paliarse de haber sido alertada la población a tiempo. No hay más que ver las imágenes del Instituto de Uriel, arrasado por el agua y donde su alcalde, Ricardo Gabaldon, suspendió las clases esa misma mañana ante los avisos de la AEMET, salvando la vida a los chicos y a sus profesores. Simplemente estaba en su puesto y tomó la decisión adecuada.


El lema de la manifestación de Valencia -”Mazón dimisión”- es inapelable. La gestión política no consiste en colocar periodistas al frente de medios audiovisuales sino en proteger y salvar vidas y haciendas de los gobernados. Si eso no se sabe hacer, hay que marcharse.

Acorralado

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