La filosofía es una fuente continua de aprendizaje. Un aprender a pensar y, sobre todo, un comprender lo que otros ya entendieron mucho antes que nosotros.
Porque la vida consiste en repeticiones de la vida. Distintas costumbres y mismos sentimientos, miedos e inquietudes, conforman a los seres humanos de todos los tiempos. Por ello, da igual la edad que uno tenga, porque en realidad, a más años más vivencias y mayor entendimiento. Toda una categoría.
Y bebiendo de las fuentes del conocimiento de los filósofos antiguos, me acuerdo de Sócrates y de su análisis sobre la inteligencia humana. Algo que está reñido a muchas capacidades ocultas o visibles y que poco tiene que ver con titulaciones de toda índole.
El filósofo solía repetir que había tres tipos de personas: la gente inteligente, la gente promedio y la gente estúpida.
Entendía que los integrantes del primer grupo aprendían de todo y de todos, los del segundo grupo lo hacían tan sólo de sus experiencias, mientras que los del tercer grupo no necesitaban aprender de nadie porque ya tenían todas las respuestas.
Como suele sucederme, estoy absolutamente de acuerdo con esta reflexión.
Los listos quieren serlo más, para ello se fijan en todo y en todos. No permiten que se les escape detalle a sus entendederas y están dispuestos a hacer suyo todo lo interesante que la vida tiene a bien ponerles delante.
Los promedio tienen bastante con cargar con su propia vida como para observar la de los demás, no obstante y a pesar de sus cortas miras, aprenden de lo que viven…, pero los idiotas son los que consideran que ya se lo saben todo.
Hay en la estupidez mucha simpleza y algo de orgullo para paliarla. Los tontos creen que su razón es la única razón, viven en un mundo pequeño y no quieren abrirlo más, quizás, por miedo a ver sus propias carencias.
Sin embargo, este tipo de personas-muchas veces- llegan a ocupar puestos de poder, poniendo así en peligro al resto del mundo. Porque la única exigencia para intentar llegar a ser relevante es ser adinerado por casa, hacerle la pelota a algún renglón torcido con poder, o ir saltando los obstáculos-también llamados exámenes- para conseguir una llave con la que en principio abrir una puerta más o menos importante.
Poca gente comprende que la inteligencia viene de serie y se curte en la calle, viendo y viviendo la vida de uno y también la de otros y separando el polvo de la paja. Leyendo, reflexionando y parándose a ordenar los pensamientos que a algunos le llegan y que no discrepan mucho de los de los que vienen de los inicios de la filosofía conocida.
Porque la vida se repite, mientras algunos se empeñan en no aprender nada más que a lucrarse y, por ello, creen ser más inteligentes que el resto sin ser muy conscientes de que muchos nos damos cuenta de mucho… Toda una filosofía de vida.