Fue en el 2018 cuando Pedro Sánchez consiguió llegar a la Moncloa a través de una moción de censura contra Mariano Rajoy, que en esos momentos pasaba el mal trago de tener que asumir la sentencia del “caso Gurtel” que no le implicaba a él, pero sí a la financiación de su partido.
Las lecciones de “moral política” que salieron de boca de Sánchez y de los suyos están ahí, en las hemerotecas y fonotecas y archivos de las televisiones.
Entonces, Sánchez se presentaba como el adalid de la moralidad política sustentado por el apoyo de Pablo Iglesias y del PNV, amén de su “círculo” de confianza, entre todos pergeñaron la presentación de la moción de censura.
Entonces el PNV no tuvo dudas: ¡A por Rajoy!, que había sido su socio político y de lo más generoso. Y sí, le traicionaron sin despeinarse.
Todos los argumentos esgrimidos entonces por el PSOE, Podemos y desde filas del PNV, podrían aplicarse al día de hoy a Pedro Sánchez y su partido. Pero ya hemos visto que la ética política depende de cada momento. De manera que el PNV ahora calla y mira hacia otro lado para no darse por enterado de los presuntos casos de corrupción que señalan a algunos importantes dirigentes socialistas.
A Podemos y su escisión Sumar les pasa otro tanto de lo mismo. La ética es algo exigible en los demás, pero a ellos ni toserlos porque a lo que parece están en el lado bueno de la Historia y eso les exculpa de cualquier baldón que les pudiera rozar.
Hoy, a Pedro Sánchez y a sus alatares se les podría repetir todo lo que en su día dijeron contra el Gobierno de Rajoy, exigiéndoles de paso que asuman la responsabilidad política que entonces pidieron. Todos andan escasos de esa moralidad política que predican. Y en el caso del PNV es evidente que apoyan a Sánchez, quizá porque saben que, si no lo hacen, éste no tendría ningún problema en llegar a acuerdos para gobernar Euskadi junto a Bildu. Lo mismo sucede con el resto de los “socios” del Gobierno. Saben que Pedro Sánchez les dará lo que pida como viene haciendo. Ya saben que si una amnistía por aquí, un concierto económico por allá... Sí, los que sostienen a Sánchez tienen motivo para no dejarle “caer” puesto es inmenso el redito que obtienen.
Pero es lo que tiene ejercer el “poder”, que los que tienen las riendas en sus manos creen justificado cuanto hacen.
Pedro Sánchez ha venido haciendo todo lo contrario de lo que decía y de lo que se comprometía. Su credibilidad es nula por más que quienes le rodean le sigan jaleando.
La realidad es que nuestro país no es mejor, sino peor, que cuando él llegó a la Moncloa, porque ha ido dinamitando todos los consensos constitucionales, entregándose de pies y manos a los partidos independentistas con tal de seguir mandando, instalando la crispación en la sociedad a la que divide en buenos y malos, los buenos son los que le apoyan y los malos quienes se atreven a discrepar de cuanto hace.
Hay quienes creen que Pedro Sánchez no va a poder aguantar tanto descrédito, pero creo que se equivocan y que continuará pedaleando hasta el último día de legislatura con ayuda de sus socios, porque aplican eso, dos pesos y dos medidas. Y es que una cosa es predicar y otra dar trigo, y en el caso del personaje y de los que le acompañan la ética política sólo es exigible en los demás. Faltaría más.