El futuro de Galicia depende de nuestro inmenso rural en peligro de extinción, ya hay 1600 aldeas sin gente por abandono de las administraciones públicas. No salen de la rutina de gastar recursos en asfaltos, aviones y helicópteros y sin resultados mientras el rural languidece. Los políticos urbanitas deben consultar con los campesinos. Cuando los montes estaban consorciados con Icona se limpiaban los montes con corta fuegos y se hacían planes forestales con plantaciones en filas y los trabajos duraban todo el año. El abandono vino al transferir las competencias de Icona a las comunidades autónomas que han abandonado todo el rural incluido las parcelarias. Ahora se escudan en el cambio climático olvidándose que llevamos 49 años con incendios.
No se entiende cómo las administraciones no hacen una valoración económica de pérdidas con el actual sistema de apagar incendios, que nunca lo consiguen porque se apagan después de arder todo. Hay que invertir esos fondos y más en limpiar y plantar todo el año porque sería más rentable para los intereses generales.
Propongo: 1) Hacer un plan forestal ordenando las plantaciones en fila para que las maquinas pasen limpiando por medio. 2) Que se hagan cortafuegos y se limpien, e incluso que se instalen aspersores dado que en Galicia tenemos agua para humedecer franjas que protejan zonas ricas en arbolado en los días críticos de sequía. 3) Contratar parados para limpiar y vigilar los incendios, situados en sitios estratégicos para verlos desde su comienzo con medios terrestres cerca, para sofocarlos desde el principio antes de que sea demasiado tarde como está ocurriendo. 4) Que se transformen en parte, o se eliminen los altos coste de aviones y helicópteros que no consiguen apagar los incendios hasta que se acaba la maleza y se inviertan en prevenir. 5) Que se instalen plantas de biomasa para poner en valor los subproductos que la propia ley dice que no pueden quedar tirados, al tiempo que creamos energías limpias y puestos de trabajo. 6) Que se hagan evaluaciones de los proyectos de cambio para mejorarlas y desarrollarlas con eficacia y transparencia los resultados, para no caer en la rutina de estos 40 años. Así creamos una cultura de aprecio a la naturaleza de la que dependemos. Tenemos las montañas y laderas de Galicia cada vez más calvas por los incendios.
Si ponemos estas propuestas en práctica acabaremos con los incendios, con los pirómanos y con todas las sospechas que haya detrás de este misterioso tinglado montado para seguir año tras año repitiendo los mismos incendios.
Puedo demostrar, in situ, que con una vez limpios tojos y demás malezas, o como máximo dos, no vuelve a crecer debajo de los árboles. El fuego empieza por la maleza y sigue en las ramas que aumentan la capacidad de combustión; por eso, hay que podarlas hasta lo más alto del árbol. Con ello, no solo evitamos esos enormes incendios, también crearíamos riqueza aumentando la producción de madera, la economía, la enorme Galicia rural para que no queden abandonadas y despobladas las aldeas al tiempo que nos beneficiamos de un medioambiente mejor, para la salud, turismo y le dejaremos a salvo el futuro de generaciones.