La prueba de acceso a la Universidad de este año mantendrá el mismo formato flexible que el curso anterior (con más preguntas a elegir), deberá finalizar antes del 17 de junio próximo y la calificación se calculará ponderando un 40% la nota de la Ebau y un 60% la puntuación final de la etapa de Bachillerato.
La principal novedad de este año es que los estudiantes de Bachillerato podrán presentarse a la Ebau con un suspenso, siempre que cumplan una serie de condiciones, una cuestión que regulará un real decreto pendiente todavía de aprobación.
El BOE publicó ayer la orden ministerial que determina las características, el diseño y el contenido de la evaluación de Bachillerato para el acceso a la universidad en el curso 2022-2023. En diciembre pasado, el Ministerio de Educación propuso a las comunidades autónomas mantener este examen igual que el año pasado, al considerarse que los alumnos han tenido dos cursos especiales por el covid.
De acuerdo con la orden ministerial, la Ebau deberá acabar antes del 17 de junio y los resultados provisionales se publicarán antes del día 30 de ese mes.
Las pruebas versarán sobre las materias generales del bloque de asignaturas troncales de segundo curso de Bachillerato de la modalidad elegida para la prueba y, en su caso, de la materia Lengua Cooficial y Literatura.
Nota de admisión
El alumnado que quiera mejorar su nota de admisión podrá examinarse de, al menos, dos materias de opción del bloque de asignaturas troncales de segundo curso de Bachillerato.
Asimismo podrá examinarse de una segunda lengua extranjera distinta de la que hubiera cursado como materia del bloque de asignaturas troncales.
En cada prueba, con una duración de noventa minutos, se dispondrá de una única propuesta de examen con varias preguntas.
Para facilitar la celebración de los exámenes a las medidas derivadas de la pandemia, la evaluación tendrá, preferentemente, una duración máxima de cuatro días. En las autonomías con lengua cooficial será de un máximo de cinco días.
En cuanto a la tipología de preguntas, se contextualizarán “preferentemente” en entornos próximos a la vida del alumnado: situaciones personales, familiares, escolares y sociales.
Cada una de las pruebas contendrá preguntas abiertas y semiabiertas que requerirán del alumnado capacidad de pensamiento crítico, reflexión y madurez en sus planteamientos.
Se podrán utilizar también preguntas de opción múltiple, siempre que en cada una de las pruebas la puntuación asignada al total de preguntas abiertas y semiabiertas alcance como mínimo el 50% del total.
Las categorías de preguntas podrán ser de opción múltiple, que serán preguntas con una sola respuesta correcta inequívoca y que no exigen construcción por parte del alumnado, ya que este se limitará a elegir una de entre las opciones propuestas.
Otras serán semiabiertas: preguntas con respuesta correcta inequívoca y que exigen construcción por parte del alumnado. Esta construcción será breve, por ejemplo, un número que da respuesta a un problema matemático, o una palabra que complete una frase o dé respuesta a una cuestión, siempre que no haya un listado de posibles respuestas.