Estupor inicial y críticas al margen los arousanos han ido paulatinamente cumpliendo con la norma que obliga al registro de todos los gallineros de autoconsumo que existen en Galicia. Según los datos facilitados por la Consellería de Medio Rural –entidad en la que hay que realizar el trámite– en el global de las tres comarcas arousanas (O Salnés, Barbanza y Ulla-Umia) son 4.797 explotaciones avícolas de autoconsumo las que aparecen identificadas oficialmente en el Resistro de la Xunta. Dado que los gallineros existen en las zonas más rurales es la comarca de Ulla-Umia (la menos urbana de las tres) la que registra un mayor número. Un total de 1.973. Eso sí, muy seguida de O Salnés, con 1.460 explotaciones y un poco más lejos de Barbanza con 1.364.
Caldas es, con bastante diferencia, la localidad en la que más gallineros se registraron en la Oficina Agraria. Es ahí –o bien a través de internet– en donde se debe cubrir la documentación exigida y en la que se marca el número de gallinas que tiene cada explotación. Sin ese registro –y así se advirtió desde la administración desde un primer momento– no será posible adquirir nuevos ejemplares avícolas bien para el consumo o para huevos. En la villa termal se registraron 665 gallineros. En ese mismo entorno le sigue Cuntis con 353, Valga con 318, Portas con 283, Moraña con 202, Catoira con 103 y Pontecesures con 49. Desde Caldas algunos vecinos exponen que ven en este trámite obligatorio por ley una “molestia innecesaria”. Entienden que aunque solo haya que rellenar un papel “é burocracia” y que todo parece encaminado a que “deixemos de ter galiñas na casa e vaiamos comprar os ovos ao supermercado”. Y es que la mayoría de los vecinos tienen apenas una decena de gallinas para el autoconsumo, de ahí que crean que las exigencias son excesivas. Los más desconfiados incluso temen que este sea el primer paso para empezar a cobrar por los gallineros.
En O Salnés –pese al carácter urbano de muchas de sus poblaciones– todavía existen muchas explotaciones avícolas de autoconsumo. Sanxenxo lidera en el Rexistro oficial con un total de 373 gallineros apuntados. Le sigue Vilagarcía con 342 y más alejado Vilanova con 234. Por su parte Meis tiene 191 frente a las 154 de Meaño y las 103 de Ribadumia. Los ayuntamientos con menos gallineros –al menos de forma oficial– son O Grove con 53 y A Illa con solo 10.
Cierto es que todavía hay propietarios que se resisten a registrar a sus gallinas y pollos y que optan por criar en sus casas para evitar comprarlos o incluso acudir a Portugal (donde no existe esta obligatoriedad y se venden libremente en los mercados) a adquirirlos.
En O Barbanza el número de explotaciones caseras todavía es destacada. De hecho Ribeira es el segundo concello arousano que más tiene, con 558. Le sigue Boiro con 385 y Rianxo con 298. En A Pobra son 123 las viviendas que registraron gallineros.
La norma marca la obligatoriedad de dar de alta los corrales avícolas con el objetivo –dicen desde la administración– de controlar posibles pagas, en especial la aviar. De hecho en el año 2023 hubo una treintena de casos en todo Galicia. Al tener registradas las explotaciones existentes es mucho más fácil dar con los posibles brotes, actuar de forma más rápida y evitar que estos se propaguen. No solo deben legalizarse gallinas y pollos, sino también otras aves como perdices, patos, codornices o faisanes en explotaciones particulares.