Carril celebró ayer la trigésimo octava edición de su Festa da Ameixa, la más esperada después de tres años de ausencia por la pandemia. Había ganas, y muchas. Las colas eran largas antes de la apertura de la carpa y se sostuvieron durante la jornada matinal, pero además, la descarga de visitantes llegados en autobuses era incesante. También fueron “madrugadores” los profesionales del mar y miembros de colectivos de Arousa y de otros lugares de Galicia que acudieron para mostrar su rechazo a que los parquistas y la Cofradía concedieran el distintivo de Ouro de este año a Cobre San Rafael, aspirante a reabrir la mina de Touro. También había carrilexos pertenecientes al Pósito, donde las aguas también andan revueltas tras la destitución de José Luis Villanueva como patrón mayor, bajo cuya dirección se tomó la decisión y que no quiso entrar en valoraciones, aunque prometió hacerlas y pronto.
La protesta fue ruidosa, de abucheos, carracas y al grito de consignas como “Mina non, ría si”, “Fóra de Carril”, “A mina contamina”, pero también con unos objetivos muy concretos: el director de este proyecto, Fernando Riopa, Villanueva e incluso la conselleira de Medio Ambiente, Ángeles Vázquez, que fue nombrada Dona, y a los cuales les sacaron las pancartas cuando fue su momento en el escenario. De hecho, esta treintena de personas no dudó en acompañar los aplausos concedidos al resto de distinguidos por la cofradía gastronómica de la fiesta, la Orde da Ameixa. “Estamos de acordo coa festa, parécenos xenial e que haxa ameixa de Carril por moitos anos, pero con isto auguramos que lle vai quedar pouco”, exponía la portavoz de la Plataforma Mina de Touro-O Pino Non, Isabel García.
Ella y otros zarandearon botellas llenas de agua turbia y con sedimentos “recollidas onte á tarde” en los regatos Pucheiras y Portapego, afectados por la antigua mina –un motivo por el que la Xunta rechazó hace dos años la reapertura– y cuyas aguas acaban en el río Ulla, el cual desemboca a su vez en la Ría de Arousa, y con especial incidencia en la zona carrilexa. “Aos poucos quizáis non, pero imaxina 24 horas botando, acabaría facéndolle dano a todo o curso do río”, añadía García para dar cuenta del temor que tienen sobre las intenciones de Cobre San Rafael. De hecho, cuando la conselleira recibió su capa de valedora le pusieron una en el palco al grito de “que a beba, que a beba”.
El millonario proyecto de recuperación ambiental que promueve la firma no les convence y mucho menos sus estudios garantizando que, si hay problemas en la ría, no es por los antecedentes mineros si no por el embalse y los vertidos urbanos. Ni siquiera viniendo del prestigioso CSIC.
Tampoco que instalara un sistema de sondas de control ambiental en el Ulla, “máis aló do seu deber”, como expuso el secretario de la orden al presentar el galardón. Ni lo redicho por Riopa y que reiteró ayer, que la multinacional hace un “esforzo” por garantizar la calidad de las aguas y que propone un “proxecto sostible” para volver a explotarla. “O bloqueo ao diálogo con algúns colectivos parece máis unha cuestión política que medioambiental porque non queren coñecer o novo proxecto que nós propoñemos”, añadió.
Los opositores ven “informes a la carta y no nos fiamos. Un estudio de viabilidad ambiental debería hacerlo un ente independiente porque aquí hay un conflicto de intereses”, explicaba el parquista Carlos García Berride, conocido por haberse postulado a patrón mayor y que forma parte del sector crítico a Villanueva, aunque no le gusta la acepción: “Somos el sector de los conscientes de que no se está representando a la mayoría. Es el único de toda la ría de Arousa que dice que no hay contaminación y que los niveles de los embalses no afectan...”. Destacó que pertenece a la cuarta generación de una familia de mariscadores y que “antes, la gente podía vivir muy bien, pero hoy, en los parques naturales no hay nada, dependemos exclusivamente de la semilla que viene de Francia”, espetó.
El sector viene alertando desde hace tiempo de la caída de la producción en las rías gallegas; una de las últimas veces junto a la plataforma ecologista PDRA, que ayer también aportó miembros a la protesta. La culpa “non é dunha única causa, pero algunhas cousas afectan moito máis que outras”, apuntaba Rogelio Santos, para señalar que tienen claro que “se segue este tipo de minería, chegará a morte dun sector estratéxico” para Galicia. Es mariscador y ayer también estaba en calidad de presidente de la Plataforma en Defensa da Ría de Muros-Noia y sobre todo como viceportavoz de la de afectados por la mina de San Finx. En Lousame llevan tiempo batallando por los vertidos de esta explotación de wolframio y, de hecho, recientemente, la Fiscalía abrió unas diligencias investigadoras, así que la distinción le parece “unha broma de mal gusto”. En la política local tampoco sentó muy bien y el propio Concello no asistió, ni otros grupos de la oposición. Sí estuvo el BNG, pero para sumarse a la protesta.
Este año, la celebración contó con el pregón del actor y humorista Víctor Fábregas, que intentó quitar hierro al asunto haciendo una breve broma sobre si había cobre o no en la almeja, pero todo su discurso estuvo dirigido a exaltar las cualidades de la protagonista ante posibles competidoras, como la china o las más extravagantes, las del Pacífico, que pueden llegar a medir un metro. “É a mellor porque aquí danse as condicións precisas” con la confluencia de la Ría y el Ulla; “unha riqueza que non se dá en ningún lado”, expuso. Además, recomendó enviar unas raciones al Congreso de los Diputados para calmar los ánimos políticos: “Iso ía ir como unha seda”.
Como sorpresa, estuvieron los Mozos de Arousa, que están arrasando en el programa “Reacción en cadena” y que recibieron una mención de la Orde da Ameixa con la promesa de que en 2024 será la de Ouro, aunque los concentrados la pedían ya, en lugar de Cobre San Rafael. Son ya tan famosos, que hablar con ellos era casi imposible ante tanta petición de foto. Fueron de los más aplaudidos, como también lo fue el paréntesis del presentador para informar de que la Selección Femenina de Fútbol de España iba ganando –finalmente se proclamó Campeona del Mundo– y el nombramiento de la restauradora carrilexa Raquel Lijó Bouzas como Dona porque, además de ser hija de parquistas, desde A Castelara ha atraído a los “paladares más selectos” con la almeja carrilexa como reclamo.
También fueron nombrados Cabaleiros el agente José Gallardo Manzano, cofrade en otras entidades y que la promociona “desinteresadamente en cualquier acto que se lo permite”, y el actor Pepe Ruiz. Uno de sus trabajos más conocidos es el sketch “Matrimoniadas” y es otro amante de la gastronomía gallega que disfruta desde hace años del rico bivalvo.
El Parquista Xoven fue para Pío González Pérez; el de Honra para Marcial Nogueira Leiro y la Ameixa de Prata se la llevaron Marcos García y José Luis Quintáns, de Venerupisgal. S.L, que desde hace más de una década gestiona bateas de preengorde de cría de bivalvos.
A los solemnes actos de la fiesta acudieron miembros de cofradías enogastronómicas de España, Portugal y Francia y el director xeral de Pesca de la Xunta, Antonio Basanta, ejerció como Gran Mestre. La conselleira de Medio Ambiente fue la encargada de cerrarlos y con un claro mensaje, manifestando que “Galicia ten a mellora calidade de aguas e de aire” y que su departamento “fai que se cumpla a lei”. Y así se abrió la veda para quien todavía no había acudido a la carpa gastronómica a disfrutar de la homenajeada bañada en salsa marinera. Para entonces eran casi las dos de la tarde y las colas seguían siendo largas.
Eso sí, hubo quien ya había acabado y siguió todo el evento desde las mesas desplegadas en la alameda, como el matrimonio palentino compuesto por Ana Martínez y Ramiro García; unos veteranos que han perdido memoria de cuándo fue su primera vez: “No existía la carpa, sería en 2006 o 2008”, dudaban. Conocieron la exaltación mirando unos folletos durante unas vacaciones en O Grove y repiten casi todos los años porque han probado otras, pero “no nos gustaron tanto” como la carrilexa, a la que “echábamos de menos”, reconocieron.
Entre los comensales muchos turistas, pero también locales que pagaron 20 euros por una ración de babosa y 12 por la de japónica, con pan y plato conmemorativo incluidos. Y así se agotaron las cerca de tres toneladas preparadas por la organización.