Son José Ramón Abuín y Francisco Javier González, los dos son invidentes y desde hace ya unos meses iniciaron una campaña de recogida de firmas por la ciudad para exigir mejoras sustanciales en materia de accesibilidad. En total han recogido 1.200 rúbricas que ya han sido registradas en Ravella para solicitar acciones que consideran absolutamente lícitas. “Sabemos que las ciudades están pensadas para personas que no tienen ningún tipo de discapacidad, pero nosotros también somos ciudadanos de Vilagarcía”, expone Abuín.
Ambos apuntan a que es necesario crear una red de semáforos accesibles, con sonido, para que ellos se sientan seguros a la hora de cruzar. Recalcan que son muy pocos los que hay en la ciudad que cuenten con ese dispositivo acústico. “En otras ciudades como Santiago llevamos un mando que, cuando vamos a pasar, pues activa el sonido en los semáforos y así no están pitando todo el día ni molestan a nadie”, explican los afectados.
Las demandas no solo se refieren a los propios semáforos, sino también al estado del pavimento o de las baldosas de algunas aceras. “No puede ser que estén levantadas. La gente que ve pues no tiene problema, pero los que no vemos o aquellos que son mayores y tienen una movilidad más reducida sufren”, destacan los afectados.
En este sentido también perciben problemas en los propios pasos de peatones, dado que no cuentan con un pavimento rugoso específico que sirva para orientarlos. Señalan –y así lo ponen en el escrito que han presentado acompañado de las 1.200 firmas– que hay espacios abiertos en los que carecen absolutamente de referencias para desplazarse.
El problema –según dicen– no solo es en las calles en las que se lleva años sin actuar o que tienen un trazo antiguo. También en las nuevas. “Son peatonales, sí, pero no accesibles”, recalca González. Es el caso de Arzobispo Lago en donde los pasos de peatones que la rodean “no cuentan con rugosidad y, por lo tanto, no nos sirven para cruzar”. A mayores hacen referencia a la propia Praza de Galicia. “Hay jardineras pegadas a la pared. No las vemos y, por lo tanto, no somos capaces de esquivarlas. No creo que cueste tanto dinero ni trabajo taparlas”, explica uno de los afectados.
En otras calles como Castor Sánchez –cuyo pavimento es fundamentalmente de adoquín– explican que lo idóneo sería colocar zonas lisas de paso para cruzar la calle. “Las que hay son pocas”. Añaden que “no solo es por nosotros, la gente que va en silla de ruedas o con un carrito también lo sufre”, insisten. También ven peligrosa la instalación de los pequeños árboles de Navidad a las puertas de los comercios. “El otro día me caí”, explica Abuín.
Tanto José Ramón Abuín como Francisco Javier González explican que en su día hubo una reunión con responsables del gobierno local en la que existió el compromiso de poner en marcha comisiones de seguimiento en materia de accesibilidad con una periodicidad de seis meses. “Llamamos y nunca nos contestaron”, aseguran. Además hacen referencia a que en su día se llevó una moción al pleno sobre cuestiones de accesibilidad que fue aprobada –con la abstención del PSOE–, pero que no han notado avances al respecto.
Los dos invidentes exponen que están dispuestos sin problema a sentarse a hablar con responsables del ejecutivo municipal para buscar soluciones.
No es la primera vez que los problemas de accesibilidad y las peticiones para que estos sean resueltos son motivo de debate en el Pleno de la Corporación de Vilagarcía. La edila conservadora, Ana Granja, recordó que es un asunto que se aprobó en su día con la abstención del PSOE, pero que no se avanzó nada al respecto. Es por ello que el PP llevará una moción a un pleno –una vez más– para reflejar las exigencias que los invidentes han manifestado con las 1.200 firmas entregadas. “Hay cosas que no cuestan dinero”, reconoce la portavoz del PP. De ahí que una vez más en el hemiciclo municipal se volverá a hablar de este asunto que afecta a la ciudad.