Los vilagarcianos presumen de que –aunque no es su patrona– Santa Rita es esa fiesta “de todos”, la “de casa”. Buena muestra de ello es que tanto aquellos que son creyentes como los que no disfrutan al máximo de esta romería urbana que se desarrolla cada 22 de mayo en el entorno de la iglesia y convento de Vista Alegre. Con el calentamiento de la programación de los días previos fue este miércoles cuando la devoción por esta celebración se vivió en su máximo esplendor. Desde primera hora de la mañana –y cuando todavía no había salido el sol– ya había gente esperando a la entrada del templo para las primeras misas. Sobre todo aquellas personas de municipios próximos en los que no era festivo y que –por lo tanto–debían aprovechar los horarios no laborales para poder presentarle sus ofrendas a la santa, patrona de los imposibles. Algunos le llevaban flores, otros donativos, otros las tradicionales velas y otros rozaban la figura con varias fotos de familiares y allegados que –al no poder estar– delegaron su asistencia en los que nunca fallan.
A las puertas del templo de Vista Alegre una caseta de madera atendía a aquellos que –bien a la entrada o a la salida de los actos litúrgicos– querían llevarse un recuerdo de una de las santas con más devotos en la comarca de O Salnés. También en ese entorno la unidad de campaña de Emerxencias y Protección Civil de Vilagarcía, que junto a la Policía Local vigilaban la entrada y salida al templo para las misas multitudinarias y atendían a los mareos registrados por los golpes de calor, que los hubo, aunque no muchos.
Las largas colas para entrar a la iglesia que se registraron sobre todo a partir de las once de la mañana y casi en un silencio sepulcral contrastaban con la alegría nada contenida que se vivían tan solo a pocos metros. En el parque de A Xunqueira la Feira Celta vivió una de sus jornadas más exitosas en cuanto a público se refiere. Además en todo el trazado de Vista Alegre hacia la calle Castelao decenas de puestos de rosquillas, fruta, churros y variedad de enseres hacían las delicias de aquellos que aprovecharon el sol y las buenas temperaturas para pasear.
Las pulperías instaladas justo al lado del río de O Con registraron llenos absolutos en las horas puntas de la comida y el rico cefalópodo –así como el churrasco– hicieron las delicias de todos los que gustan de esta tradición gastronómica vinculada a las fiestas gallegas y, en especial, a las romerías. Y es que –al contrario de lo que ocurre con San Roque, que es una fiesta más de todos– Santa Rita es esa romería urbana en la que los vilagarcianos disfrutan con los suyos, de comidas familiares o de tomarse algo en los bares con la tranquilidad de un día festivo.
En todo caso no solo en pleno centro se disfrutaron de las fiestas. También en la zona TIR, en donde volvieron a ubicarse los carruseles y atracciones de feria, para gusto de los más pequeños de la casa. Estos todavía estarán disponibles hasta este jueves gracias al acuerdo alcanzado entre el Concello y los feriantes. Lo harán –además–a un precio reducido para conmemorar lo que se da en llamar el Día do Neno.
El momento culmen de la jornada lo protagonizó la gran procesión de las ocho de la tarde. Miles de personas acompañaron –tras las bombas que lo anunciaban– a la imagen de la santa en su tradicional recorrido. Lo hicieron con la Banda de Música de Vilagarcía, que aportó todavía más solemnidad al acto litúrgico.En ese momento no cabía un alfiler por las calles, abarrotadas por una efeméride marcada a fuego en el calendario de los vilagarcianos.
Pese a las lluvias intensas que cayeron a última hora de la noche del martes el miércoles aguantó con un tiempo perfecto para que la programación se mantuviese según lo previsto.