El verano está siendo de contrastes en la Plaza de Abastos de Vilagarcía, conun gran bullicio los martes y los sábados y el completo vacío el resto de jornadas. Una parte de concesionarios sigue sin cumplir con la ordenanza que obliga a acudir a diario a sus puestos y, los que sí lo hacen, se sienten perjudicados. Una situación que se da en un momento, precisamente, en el que Vilagarcía tendría que estar presumiendo de mercado ante los numerosos turistas que se encuentran en la ciudad.
Hubo ya medidas. El Concello ya inició el cómputo y, a diario, acuden los operarios municipales encargados del mercado a comprobar quiénes cumplen con su obligación. No solo en materia de asistencia, si no también en otras cuestiones que aparecen recogidas en la normativa, como la limpieza y recogida de sus respectivos puestos tras realizar la actividad correspondiente.
Sin embargo, la preocupación es clara en la Asociación de Placeros y su presidenta, Raquel Albadalejo, recuerda que “el tiempo que se le está dando a los que no vienen, nos perjudica a nosotros”. En una reunión con el concejal del ramo, Álvaro Carou, se dio un margen de actuación bastante laxo para el cómputo.
En este sentido, Albadalejo señala que sería hasta mayo y, según entienden desde el colectivo y además ven lógico, tras la advertencia tendría que venir aún un tiempo antes de la sanción definitiva.
Algo que, en cualquier caso, en la Asociación de Placeros quieren evitar. “No queremos echar a nadie”, apunta Albadalejo. Su propuesta pasa por una reubicación de los puestos que funcionan “como ambulantes”, es decir, únicamente vinculados al mercadillo.
Y es que la entrada de la plaza más próxima a las churrerías es la más perjudicada por esta cuestión. “La gente entra, echa un ojo desde la puerta, se gira y se va”, apunta la presidenta de los placeros. Se debe a la falta de un servicio diario, que Albadalejo ve como “la base” que falta, aunque “tengamos muy buenos ingredientes”. En este sentido, reconoce las inversiones realizadas por el Concello de Vilagarcía para dinamizar la plaza. Pero cree que son “un gran lazo de regalo” para un envoltorio que, por dentro, está vacío.
“Estoy cansada de explicarle a la gente que se pasó esta mañana por aquí que hoy no hay pan. Vienen algunos y te dicen que vieron unas fotos maravillosas en redes, pero cuando les dices que solo están martes y sábado no lo entienden”, asegura la comerciante.
El colectivo está esperanzado en el sentido de que el Concello ya comienza a mover ficha, pero espera que no lo haga con mucha lentitud y advierte de que ya hay varios casos de personas que dejaron sus puestos “aunque no querían irse, porque así no se puede vivir”. Por ello, lo que reclaman es “celeridad” y que “no se espere a mayo para hacer el cómputo”. Y es que los sesenta días que recoge la ordenanza como tiempo máximo en el que puede permanecer un puesto cerrado ya pasarán, en varios casos, en el mes de septiembre.
Albadalejo pide que no se trate de simplificar como un problema de “convivencia” entre placeros y reclama una “buena dirección” para sacar adelante el mercado. Las taquillas refrigeradas, un coche eléctrico de reparto, las placas solares o la wifi son algunos servicios que el Concello implantó o va a implantar en breve para modernizar la Plaza.