La sección cuarta de la Audiencia de Pontevedra condena a trece años de cárcel a un hombre que intentó matar a su expareja, a la que agredió y retuvo, al igual que a la madre de esta, con quien convivía. Además, le impuso la prohibición de comunicarse y aproximarse a la víctima durante 14 años y a la otra mujer durante cinco.

El tribunal lo considera autor de dos delitos leves de lesiones sobre la expareja, uno de homicidio en grado de tentativa que absorve al de amenazas no condicionadas, en concurso medial con un delito de detención ilegal, concurriendo las agravantes de género y de parentesco.

En cuanto a la madre de su pareja, lo consideró autor de un delito de detención ilegal, con agravante de parentesco y de uno de lesiones leves en el ámbito de la violencia doméstica.

El tribunal considera probado en la sentencia que mantuvo una relación sentimental con convivencia con la víctima desde finales de 2020 o principios de 2021 y hasta el 30 de mayo de 2022. El hombre entró en la vivienda donde sucedieron los hechos para atender a la mujer mayor, de 88 años y con una demencia diagnosticada, ya que era trabajador del Servizo de Axuda no Domicilio, pero pronto comenzó a salir con la hija. "A relación sentimental transcorreu con normalidade ata que, nun momento dado, cara ao final da relación, se volveu malo. Así, o procesado pasou dos insultos verbais á agresión", señala la sentencia. 

Logró escapar y refugiarse en un bar

El fallo determina como probado que, en uno de esos episodios violentos, que tuvo lugar en mayo de 2022, el acusado intentó matar a su pareja, a la que le puso un cuchillo en el cuello mientras le decía "si te mueves, te mato". La sala relata que, a continuación y para evitar que pudiera marcharse, cogió cinta aislante que tenía en el dormitorio y ató de pies y manos a la víctima y, con el mismo objetivo, le dio dos pastillas a su madre para que se durmiese, aunque solo se tomó una.

"Durante todo ese tiempo, teniendo a su pareja con las manos atadas y con el cuchillo al pescuezo, el acusado no dejaba de decirle que la quería matar. Además, le propinó un golpe con el mango del cuchillo en la cabeza", señala la sentencia, en la que los magistrados inciden en que el acusado se sacó el cinto y se lo colocó a la mujer alrededor del cuello, intentando apretarlo, "pero no lo consiguió porque no dejaba de gritar y, además, se escurría de la cama en la que se sentaba el acusado".

La mujer logró escapar de la vivienda aprovechando un momento en el que el acusado le permitió ir al baño y que se despistó al ver qué ocurría en la habitación de su madre. Salió corriendo de la vivienda y se refugió en un bar próximo. El acusado fue tras ella, pero no la alcanzó y salió por el garaje.