Vecinos de O Campanario, en Bamio, reclaman al Concello una solución tras tener el agua no al cuello, pero sí a la rodilla, durante más de diez años. Son varios los escritos que Manuel González y su familia, una de las viviendas y fincas afectadas por esta situación, presentaron ante el registro municipal sin que, por el momento, no obtuvieran más allá de compromisos.
Se trata de un problema que padecen todos los inviernos e incluso antes. “En canto chove xa temos o problema enriba”, explica González. De hecho, el primer aviso fue ya a principios de esta semana, con las precipitaciones que cayeron durante la mañana del martes.
“Non fai falla que chova moito, xa queda alí encorado”, explica este vecino de O Campanario. Son varias las viviendas y fincas afectadas por un problema que es especialmente peligroso para las personas mayores. “El otro día tuve que recoger con el coche a una vecina, porque por ahí no podía pasar”, explica González.
Riesgo de caída, de resbalar con los coches o, simplemente, de empaparse, son los principales peligros de una situación que comenzó a generarse con las obras de la carretera que está en la zona superior.
“Entubaron y el tubo lo dejaron delante de mi casa”, apunta este vecino de O Campanario. De hecho, tiene vídeos en los que se puede ver como el agua sale con fuerza de dicha tubería hacia el exterior.
Algunos vecinos, incluso optaron por poner parches para que no les entre en las fincas y perjudiquen los cultivos. González presentó varios escritos ante el Concello, pero “o de Obras dime que o está estudiando e non me queren dar cita co alcalde, din que teño que falar co de Obras”, explica el afectado.
Lo cierto es que no es el único lugar donde los vecinos se quejan de las constantes inundaciones por problemas de las tuberías o del propio firme de los viales. Sucede lo mismo en Vilaxoán, donde llevan tiempo reclamando una solución para zonas como Preguntoiro, A Bouza, pero también para la calle donde se sitúa el lavadero municipal, donde el agua discurre casi con la fuerza de un río. Se trata de cuestiones que se denunciaron en más de una ocasión y que afecta a las viviendas de estas zonas, donde incluso llega a entrar el agua en los momentos de lluvias más fuertes.
En Guillán el problema todavía es más complejo, ya que las riadas no son de agua sino de barro. El problema comenzó hace un par de años, por la puesta en marcha de una obra en una plantación que desvistió la zona de árboles y, por tanto, de protección para las casas de abajo. Además, por motivos que se desconocen, las escorrentías de estos terrenos se canalizaron río abajo, llevando el lodo a fuentes, casas, caminos e incluso el lavadero.
Vecinos de estas zonas ya reclamaron una solución hace tiempo. Ahora se suman los de O Campanario, que tienen el problema a las puertas de sus casas y urgen una solución.