Vilagarcía y Matosinhos sellan su renacer como hermanas medio siglo después

Vilagarcía y Matosinhos sellan su renacer como hermanas medio siglo después
Vilagarcía y Matosinhos afianzaron lazos y se comprometieron a seguir en contacto de cara a posibles colaboraciones en diferentes ámbitos | f.f.

El hermanamiento entre Vilagarcía y la ciudad lusa Matosinhos está desde ayer más vivo que nunca. Ambas localidades formalizaron el renacer de una alianza que se firmó por primera vez en el año 1959 y que ahora cobra más sentido que nunca. “O mar únenos, as fronteiras sepárannos, pero os obxectivos teñen que ser os mesmos”, indicó la presidenta de la Cámara de Matosinhos, Luisa Salgueiro. La máxima mandataria de la administración local lusa llegó al acto protocolario luciendo el collar de la artista y artesana vilagarciana Ana Miguéns. “Representa o que somos nós tamén”, argumentó. La delegación portuguesa eligió una de las salas de su Museo da Memoria para un acuerdo que busca alianzas no solo simbólicas, sino también del tipo empresarial, cultural, deportivo y turístico.


El primero en tomar la palabra tras la firma de un nuevo hermanamiento que se aprobó el lunes en el pleno de la Corporación de Matosinhos fue el alcalde vilagarciano, Alberto Varela. El socialista insistió en la idea de que “son máis cousas as que nos unen que as que nos separan” haciendo alusión a la “gastronomía, ao arte, ao mundo empresarial e ao mar. Agora este irmandamento está moito máis reforzado”. El regidor invitó de modo formal a la presidenta de la Cámara a que flete una delegación para visitar Vilagarcía y seguir ahondando así en las relaciones que ya se han ido forjando en estas dos jornadas de convivencia.


Por su parte Luisa Salgueiro, que fue la encargada de cerrar el acto, insistió también en las cuestiones que nos unen, algunas de ellas intangibles. “Falamos a mesma lingua, non fai falla que nos traduzan e iso é un patrimonio valiosísimo que debemos destacar e fomentar”, indicó. Además hizo referencia a la necesidad de “servir ás persoas” y a unirse “nun momento no que están en auxe os nacionalismos e os movementos xenófobos. Debemos estar en sintonía e servindo ás mesmas cousas”.


El acto fue protocolario y formal, pero sirvió a la delegación vilagarciana para seguir conociendo las acciones que se desarrollan al otro lado del Miño y establecer contactos encaminados a seguir hablando después de esta experiencia de intercambio.


Tras la firma y los pertinentes discursos –después de la foto de familia que queda ya para el recuerdo de ambas administraciones locales– ambas delegaciones asistieron a una visita al Museo da Memoria y también a la Fábrica de Conservas Ramírez, ejemplo de éxito generación tras generación y en un sector relacionado directamente con el mar y con paralelismos con el que existe y se desarrolla en la Ría de Arousa. Experiencias que los vilagarcianos se traen en la mochila y que refuerzan las relaciones.

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