En Otos, un pequeño municipio agrícola del interior de la provincia de Valencia que un día decidió recuperar la tradición ancestral de guiarse por la posición solar, más de treinta relojes de sol creados por artistas como Andreu Alfaro, Antoni Miró, Manuel Boix y Artur Heras marcan la hora.
Relojes de sol pero también de luna; elaborados con barro, mármol, acero o cerámica, y que marcan la hora solar pero en a veces también la babilónica (cuántas horas hace que salió el astro rey), la itálica (cuánto falta para su puesta) o la canónica, inundan este pueblo de apenas 450 habitantes. Cada uno tiene su propio nombre, historia y singularidad, y se pueden conocer los domingos recorriendo la “Ruta de los relojes de sol”, en la que se visitan los más emblemáticos de la mano de guías locales. Uno de esos guías es Tino Pla, exconcejal de Cultura de Otos, quien explica que todo surgió en los 90, cuando los vecinos empezaron a recuperar en sus fachadas la tradición de los relojes de sol que siempre habían ocupado puntos estratégicos del pueblo.
En el año 2000 se convocaron ayudas europeas para turismo rural de interior y se decidió optar a ellas con un proyecto que permitiera, a la vez, contar con relojes de sol y con obras de arte de artistas “de primera magnitud”. Para ello necesitaban a un artista que sirviera “de estrella” para atraer a otros y poder conformar así una “Ruta de los relojes de sol”, y lo encontraron en Andreu Alfaro, quien se ilusionó con la iniciativa e incluso regaló su reloj al pueblo, dado que no lo podían costear.
El reloj de Alfaro, ubicado en la plaza del pueblo en 2004, es la obra “más emblemática”. Otro artista destacado es Antoni Miró, autor del “Reloj bicicleta” que, bajo la forma de un velocípedo de finales del siglo XIX que marca la hora por los dos lados, reivindica un vehículo que no contamina. Los visitantes pueden contemplar también relojes que conmemoran fechas simbólicas, que homenajean a tradiciones y otros más originales y atrevisods.