Las discretas y regulares dunas de Major se han convertido tras los últimos temporales de este invierno en una espectacular estampa de altas e irregulares montañas de arena de varios metros de altura. Vecinos de la zona aseguran que, los días en los que se llegaron a registrar vientos de hasta 120 kilómetros, desde la carretera se podían ver “enormes bolas de arena” que se desplazaban hacia el cordón dunar y fueron conformando grandiosas montañas de arena con diversas formas. Al tratarse de un arena muy fina, característica de esta playa, el desplazamiento resultó más sencillo y cubrió buena parte de la vegetación característica en el arenal. Ningún vecino de Noalla recuerda un paisaje natural similar en Major, pese a la dureza de muchos inviernos anteriores. La primera duna, una de las más altas y que acumula toneladas de árido se encuentra ya en el acceso principal a la playa. El peso de ésta incluso llegó a vencer parte de la barandilla que delimita el espacio dunar y la zona de entrada a la playa. Su altura impide ver el arenal desde la entrada a la playa como sí se podía contemplar el verano pasado. Ya en 2006 el gobierno local acordaba con Costas la retirada de una de las entradas a la playa que cruzaba por en medio de las dunas debido a la acumulación de arena en la pasarela y como medida de protección dunar. Los últimos temporales han dejado a la vista los pivotes de sujeción de la pasarela que no fueron retirados y restos de la misma que habían quedado sepultados bajo la arena. Lo más curioso es que en el resto de la playa no se percibe la ausencia de arena por lo que todo parece indicar que fue el mar de fondo el que llevó el árido hasta la parte más alta del espacio dunar dejando a su paso auténticos valles de arena.