la ingente cantidad de datos captada por la misión Gaia en estos años no solo permitió publicar el mayor catálogo de estrellas de la Vía Láctea, sino que además servirá para detectar más de 100.000 cúmulos estelares, esenciales para saber más sobre la evolución y el origen del universo.
El satélite Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) fue lanzado desde la Guayana Francesa en 2013 y aunque su misión tenía que haber finalizado en 2019, su excelente rendimiento sumado al ahorro de combustible realizado hicieron posible ampliar la misión que podría extenderse hasta 2023. Su objetivo es configurar el mapa tridimensional de nuestra galaxia más completo y preciso que se haya hecho nunca. Los primeros resultados de la misión se publicaron en 2016, tras catorce meses de observaciones, e incluían las posiciones y brillo de mil millones de estrellas y las distancias y movimientos de dos millones de objetos.
El segundo catálogo, presentado el 25 de abril, incluyó la posición, distancia y brillo de 1.300 millones de estrellas de la Vía Láctea, e información de 14.000 asteroides y de medio millón de cuásares lejanos. Pero Gaia tendrá al menos dos actualizaciones más que, al final de la misión, “marcarán un antes y un después en el estudio de la física estelar”, dijo el investigador del Centro de Astrobiología (CAB) Enrique Solano. Solano coordina el Observatorio Virtual Español, un proyecto internacional que permite comparar de manera eficiente el volumen de información generado por Gaia con los datos obtenidos por otros satélites y telescopios.
“Gaia nos da datos de la posición de las estrellas, de la distancia a la que se encuentran y de cómo se mueven (dirección y velocidades) y, todo ello, nos da una visión tridimensional de la galaxia que es fundamental para estudiar su estructura, evolución y origen”, detalla Solano. Pero Gaia también tiene limitaciones: por ejemplo, “no puede ver las estrellas muy, muy débiles, de modo que hay que complementar sus datos con los de otros observatorios (en tierra o satélites) que son capaces de ver más allá”. Además, Gaia observa en una longitud de onda determinada, el rango visible, pero hay zonas de la galaxia, como las regiones de formación estelar (donde se nacen y forman las estrellas) que tienen mucho polvo que bloquea la radiación visible y en las que el uso de observaciones en otros rangos es más adecuado.
El Observatorio Virtual es el marco idóneo para realizar la comparación entre datos de diferentes misiones astronómicas. Este proyecto es algo así como “el Google del Universo. Un lugar en el que encontrar toda la información disponible sobre un determinado objeto astronómico, y un recurso fundamental para la investigación en Astrofísica”, subraya.