La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Pontevedra retomó ayer el juicio por el alijo de más de una tonelada de cocaína interceptado a bordo del Coral I en pleno océano Atlántico en enero de 2015, cuya organización en Galicia la Fiscalía atribuye al liderazgo del cambadés Rafael Bugallo Piñeiro “O Mulo”.
En la que fue tercera jornada de la vista oral, los nueve tripulantes del barco, procedente de Sudamérica, reconocieron que transportaban droga con destino a Galicia, pero todos ellos, a excepción del capitán, afirmaron que no supieron de la carga ilegal hasta que no llevaban dos semanas en altamar.
Los ocho tripulantes sostuvieron ante el tribunal que son marineros de profesión y que cuando zarparon lo hicieron convencidos de que iban a faenear. No fue sino hasta que días después percibieron que el barco se adentraba demasiado mar adentro cuando sospecharon de las intenciones del viaje.
El capitán
Por su parte, el capitán del buque se reconoció como el único tripulante que conocía la verdadera naturaleza de la singladura. Admitió que recibió el encargo en Venezuela de llevar la cocaína hasta unas coordinadas en el Atlántico, a las que saldría un barco para recogerla, aunque sostuvo que ocultó estas intenciones a la tripulación.
Sostuvo que solo él contactaba por radio con los propietarios de la droga que le contrataron en el país de origen. También con alguien en España, aunque no concretó con quién.
La tripulación coincidió en señalar que cuando se dieron cuenta de las intenciones del viaje, no desobedecieron en ningún momento al capitán porque “si volvíamos, íbamos a tener muchos problemas y, como se puede imaginar, uno tiene familia e hijos”, declaró uno de los encausados. Afirmó que fue posteriormente el capitán el que les admitió que transportaban cocaína y que ya “no había vuelta atrás”.
La Fiscalía sostiene que las conversaciones por radio en España fueron con “O Mulo”, aunque el cambadés negó toda relación con el alijo en su declaración del martes, más allá de haber prestado la radio a un amigo.
Durante la vista, uno de los supuestos enlaces de la organización colombiana afincada en Galicia reconoció ser el “notario” enviado aquí para contactar con el supuesto líder de la trama gallega, a fin de comprobar el estado de la embarcación que iba a salir al encuentro el Coral I.