Fragmentos de un posible nuevo manuscrito del mar Muerto fueron identificados gracias a una tecnología específicamente desarrollada por la NASA para esta investigación, informaron ayer investigadores de la Unidad de los Rollos del mar Muerto de la Universidad Hebrea.
Se trata de centenares de pequeños fragmentos almacenados en cajas de puros que fueron estudiados durante los últimos años por el doctorando Oren Ableman, y que ayer fueron expuestos en el simposio internacional que celebra los 70 años del descubrimiento de los milenarios Rollos de Qumran. “En Qumran se encontraron unos 900 manuscritos, una colección muy importante, algunos en buenas condiciones pero la mayoría muy fragmentados y mal conservados”, explicó Beatriz Riestra, investigadora de la citada unidad.
“Son obras literarias religiosas, las copias más antiguas en hebreo del Antiguo Testamento y otro tipo de literatura religiosa de una época muy importante tanto para el judaísmo como para el cristianismo. Pero este fragmento nuevo no se puede atribuir a los manuscritos que conocemos y puede que pertenezca a un otro nuevo que no conocemos para nada”, precisó Riestra. Los fragmentos, datados de hace unos 2.000 años y pertenecientes a la cueva número 11 del complejo de Qumran, fueron almacenados en cajas de puros porque “los arqueólogos de los años 50 (cuando fueron descubiertos los manuscritos) usaban las cajas de puros como táperes”, explicó Ableman al diario The Times of Israel.
El especialista estudió los minúsculos trozos de piel, que no habían sido limpiados ni tratados, con ayuda de un escáner multiespectral, desarrollado por la Agencia Espacial Norteamericana (NASA) para este laboratorio.
“Este tipo de escáner nos permite leer lo que es invisible a ojo descubierto, gracias a los rayos infrarrojos que permiten apreciar trazos de letras aparentemente no visibles”, explicó Beatriz Riestra.