Decir “Ratonero” y pensar en el narcotráfico es inevitable. El barco se ha ganado la fama a pulso. Su última aventura, todavía pendiente de juicio, le hizo portador de un cargamento de 3.500 kilos de cocaína. El barco acabó incautado, y subastado por el juzgado que dirigió la “Operación Marine”. Un armador de A Coruña se hizo con la embarcación por 57.000 euros y los 335.000 de hipoteca que pesan todavía sobre la embarcación.
Pero el destino del “Ratonero” parece estar vinculado a Arousa, y muy pronto volverá a tener puerto base en estas aguas, concretamente en Cambados. Una empresa armadora de esta localidad ha puesto sus esperanzas en esta maltrecha embarcación, que desde hace unas semanas se encuentra en Astilleros de Aguiño sometida a una profunda remodelación. La necesaria para su incorporación inmediata a la flota del cerco. De hecho, mantendrán solo el casco, todo lo demás será modificado.
Y es que cabe recordar que el “Ratonero” era originalmente un atunero.
“A súa estructura é de ferro e as dimensións que ten o barco son as que estabamos buscando”, explica Rosa Mary, una de las nuevas dueñas del “Ratonero” y copropietaria de la empresa familiar “Sabe Dios SL”, a la que no asusta el oscuro pasado de la embarcación.
“Os barcos, igual que as persoas, poden cambiar de vida. Esperemos que nos traia sorte e que nos axude a traballar ben, que neste tempos fai moita falta”. Para conseguirlo, y tras dotarlo de una nueva imagen, el barco será también rebautizado.
En cuanto la tramitación lo permita el “Ratonero” dejará atrás sus coqueteos con el narcotráfico y el narcotransporte y volverá a dedicarse a faenar. Lo hará bajo del nombre de “Novo Rosymar” y pasará a convertirse en un miembro más de una familia cambadesa con una larga tradición combinando el trabajo en el mar y en la hostelería, una senda iniciada tres generaciones atrás y que ya tiene visos de continuidad.
un pasado oscuro
El “Ratonero” , un buque de 19,5 metros de eslora y 4,8 de metros, fue construido en el año 2001 y desde entonces ha sido protagonista de más de un episodio desagradable.
En 2008 el barco, al igual que su entonces dueño, se vieron vinculados a una descarga frustrada de cocaína que terminó con una potente planeadora quemada en la playa de A Lanzada. Fueran acusados de pertenecer a una red de narcotransporte —sumistro de gasoil a lanzaderas— y el barco estuvo precintado en el puerto de O Grove durante meses.
Esta situación no le era ajena al “Ratonero”. El Servicio de Vigilancia Aduanera había ordenado el precinto ya en anteriores ocasiones, mientras que el ISM dictó entonces una orden de embargo que impedía al armador deshacerse del barco.