Un voraz incendio arrasó por completo el restaurante Miramar Playa de Boiro, a los pies de la playa de Barraña, en la Rúa Rebordelo. Los trabajadores del establecimiento se habían marchado en torno a las seis de la tarde después de estar sirviendo comidas, y fue a las siete menos cuarto de la tarde de ayer cuando desde la central de alarmas se avisó al propietario del establecimiento de que se habían activado los sensores que detectan la presencia de humo, y posteriormente empezaron a sucederse las llamadas de particulares en relación a que el negocio propiedad de Suso Santamaría estaba ardiendo.
Parece ser que las zonas más afectadas fueron la cocina y la primera planta, pero la parte de atrás también quedó muy afectada, pues el viento de mar que soplaba avivó las llamas y ayudó a que se propagasen por todo el inmueble, saliendo incluso por el tejado, que se vino abajo. De todas maneras, habrá que aguardar a una previsible inspección para determinar el alcance del mismo que pueda realizar el equipo de especialistas en investigación de incendios de la Guardia Civil que acudan a analizar lo sucedido y determinar, en la medida de lo posible, cuál fue el origen del incendio. Por el momento, los agentes de la Benemérita procedieron a tomar fotografías, levantar acta y precintar el establecimiento.
Desde el Centro Integrado de Atención ás Emerxencias 112 Galicia se avisó a los Bomberos del parque comarcal de Boiro, sumándose a ellos sus compañeros de Ribeira, y también a las dotaciones de Protección Civil, Policía Local y Guardia Civil del municipio boirense. Cuando llegaron al lugar, el incendio ya estaba muy desarrollado y el inmueble completamente envuelto en llamas. También se formó una gran humareda, que dificultó la visibilidad de los profesionales, e incluso alcanzó a la carretera que pasa por delante del edificio. Por ese motivo y debido al riesgo de que se pudiera producir alguna explosión, los agentes municipales cortaron el paso por ese vial, desviándolo por pistas del entorno.
Enfriamiento
Cinco bomberos y dos miembros de Protección Civil estuvieron durante dos horas y media realizando labores de extinción, y lograron sofocar las llamas en torno a las nueve y media de la noche, momento en el que también se empezó a restablecer el tráfico, pues habían mejorado notablemente las adversas condiciones señaladas. Los equipos de extinción permanecieron en el lugar hasta las diez y media de la noche realizando labores de enfriamiento de las zonas calientes pues, debido a la elevada temperatura que se alcanzó, por momentos se reactivaba el fuego en algún punto, como consecuencia de la elevada temperatura que se alcanzó. También estuvieron removiendo todo el escombro y regándolo abundantemente para que no se volviera avivar el fuego. En total gastaron 24.000 litros de agua para apagar el fuego y tratar de asegurar la zona para que no se reactivase el incendio.
Algunos vecinos indicaron que se escucharon explosiones, pero se correspondían al ruido que hacían las planchas de fibrocemento o uralitas al fragmentarse debido a la elevada temperatura que alcanzaron con el fuego. Además, de la extinción del incendio, una de las labores en las que más empeño pusieron los bomberos fue la localización y protección de una decena de botellas de gas propano que había en el interior del restaurante, para evitar que se pudiera producir una fuga y que hubiera que lamentar una desgracia todavía mayor. Esa fue otra de las razones por las que se instaló un cordón de seguridad en ambos lados de la carretera con el que impedir la circulación de vehículos y el paso de viandantes, aunque se tratase de residentes en ese entorno. Una vez que se levantó ese cinturón de seguridad, ya se les permitió pasar, aunque fue necesario regular el tráfico rodado en la zona de la calzada que estaba ocupada por los vehículos de emergencias. l