Que a la Federación Española de Fútbol no le gusta que los jugadores critiquen las decisiones arbitrales se sabía. Que se dediquen a analizar las cuentas en redes sociales de las futbolistas para sancionarlas por opinar libremente ya es más nuevo. A la barcelonista Mapi León le han caído cuatro partidos por comentar en Twitter que considera excesiva su expulsión en el último partido ante el Real Madrid, del que dijo, por cierto, que en una jornada previa le habían anulado injustamente dos goles. Terrible ofensa a la RFEF. Con la Inquisición futbolística hemos topado.