El ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, acusó a la Unión Europea de “mentir” y “manipular”, después de que la institución expresara ayer su apoyo a los ciudadanos cubanos tras las protestas antigubernamentales del 11 de julio y pidiera que se libere a los detenidos.
“Sobre Cuba, miente y manipula”, calificó vía Twitter el canciller cubano la declaración del alto representante de la UE para la Política Exterior, Josep Borrell, publicada ayer en un comunicado.
En el documento la UE se solidariza con los cubanos que expresan “pacíficamente sus puntos de vista” y “demandas de cambio”, y exige al Gobierno presidido por Miguel Díaz-Canel que libere a los manifestantes “detenidos arbitrariamente”, escuche “las voces de sus ciudadanos” y entable “un diálogo inclusivo”.
El canciller cubano rechazó “enérgicamente” esta declaración y en su tuit conminó a Borrell a “ocuparse de la brutal represión policial en la UE”, sin dar más detalles.
También criticó que en su comunicado el alto representante europeo “no se atreve a mencionar por su nombre el genocida bloqueo de EEUU que viola la soberanía europea y le impone sus leyes y cortes”.
Desde que estallaron las protestas el 11 de julio, la estrategia del Gobierno cubano es tratar de enfocar la atención en EEUU y el embargo que impone a la isla desde hace seis décadas, al que atribuye la situación de extrema crisis económica que ha exacerbado el descontento ciudadano.
La UE, sin embargo, consideró que las protestas reflejan el “agravio a la población” por la falta de comida, medicinas, agua y electricidad, así como de libertad de expresión y de prensa, y aseguró que “en paralelo a la situación de la Covid-19” tales oprobios aumentaron “la demanda de derechos civiles y políticos, y de democracia”, según la declaración.
El comunicado suscrito por Borrell también reclamó reformas económicas, en concreto en materia de inversión extranjera, para “reconducir” al país hacia la modernización y ayudar a superar la crisis generada por la pandemia.
Las manifestaciones del 11 de julio, las mayores en más de 60 años, se produjeron con el país sumido en una grave crisis económica y sanitaria, con la pandemia fuera de control y una acuciante escasez de alimentos, medicinas y otros artículos básicos, además de largos cortes de electricidad en algunas regiones.