El Parador de Cambados acogió ayer la Cata Derradeira del concurso Rías Baixas para elegir el mejor albariño de 2020. Los resultados se conocerán mañana y la pelea está reñida porque los catadores consultados destacaron la calidad de las 13 muestras finalistas empleando calificativos como “muy buenos”, “extraordinarios” o directamente “top”, que fue el caso de la reputada sumiller Andrea Alonso respecto a una de ellas, y hasta lo apuntó a boli en su ficha de puntuaciones.
En el panel de cata externo también estaba otro reconocido sumiller: Jon Andoni Rementeria, campeón de España en 2018 y que este año representará a nuestro país en el Campeonato de Europa y África que se celebra en noviembre en Chipre. Era su primera vez y reconoció que en la Cata Prima del jueves se llevó un “susto”. Explicó que “prácticamente todas las muestras” que le tocaron de los 49 participantes – en la primera criba se dividen entre los catadores– eran “mediterráneos, dulzones con la acidez justita” y cree que existe una “moda” un tanto extendida entre algunas denominaciones de apostar por este tipo de elaboraciones, quizás más comerciales. Sin embargo, defiende que el mercado europeo demanda vinos secos, con acidez y opina que sellos de calidad del norte español, como Rías Baixas, “deben inculcar” esto en el sector, “potenciar” ese, “plus de esta zona” que, a continuación, alabó por haber preservado las variedades autóctonas. De hecho, considera que “tendría que haber sido más difícil elegir” entre los 49, aunque al final salió muy satisfecho porque la Derradeira fue “totalmente diferente, disfruté como un enano. Sí eran atlánticos y característicos de la DO”, declaró.
Por su parte, Alonso considera que la denominación “ha ido mejorando”. “Hace 15 o 20 años encontrabas una acidez muy marcada incluso mordiente” y detecta una deriva “hacia vinos elegantes y más fáciles y agradables de beber, con una acidez más redonda e integrada” –esta ha sido su segunda participación en el certamen, la primera fue hace una década– . Le parece una “evolución a positivo” de cara a los mercados porque “cuanto más guste más éxito va a tener” y al final se trata de un negocio, como destacó, y en el caso de la marca pontevedresa da de comer a miles de familias. También subrayó el hecho de que tras las elaboraciones hay inversiones que deben ser rentabilizadas con las ventas, así que “debe haber un equilibrio”. Su punto de vista resulta relevante en cuanto a que, esta Nariz de Oro de 2010, es responsable de compra de vinos en la cadena mayorista y líder en distribución a hostelería, Makro.
La sumiller añadió que, en general, ha encontrado “buena calidad” entre los participantes, con acidez, pero “agradable”, integrada. Un “albariño de libro y con volumen en boca, se nota el trabajo sobre lías”, concluyó.
La periodista especializada en vinos y gastronomía de Vozpópuli, Ana Marcos, también notó diferencias entre los dos días y de la Derradeira dijo: “El nivel está muy alto, ha sido una gozada”.
Ahora habrá que espera a mañana, cuando se dará a conocer a los ganadores de las medallas de Ouro, Prata de Bronce de esta 33 edición del certamen organizado por el Consello Regulador de la DO Rías Baixas. Su presidente, el bodeguero Juan Gil de Araújo, siguió ayer la final y destacó la gran repercusión del mismo, porque cuando se conoce al ganador, “la demanda se dispara inmediatamente”. Lamentó que no se pueda celebrar la fiesta en su formato habitual, pero destacó que el ambiente que se puede ver igualmente estos días en las calles cambadesas.
En cuanto a los retos del sello de calidad tras un año complicado, indicó que es necesario crecer en plantación porque “hay una demanda muy intensa, más de lo que somos capaces de producir” y, de hecho, se está en ello. También que es necesario “reposicionar los vinos en los lineales, ajustar los precios con una subida”. Y que el sector no quiere vender barata su calidad y singularidad.