Tardía reaparición

Nada nuevo. Cuando la tormenta arrecia, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desaparece de la escena pública. Él está para otras cosas: para asuntos que no lesionen su gentil figura personal y política; para las buenas noticias y esperanzadoras situaciones, como el rescate del personal que en los últimos diecinueve años ha trabajado con las instituciones españolas en Afganistán. O para la llegada de los primeros fondos europeos. O para autoasignarse una más que injusta medalla de oro en el proceso de vacunación. En todo lo demás ha estado ausente y desaparecido durante buen tiempo. De vacaciones. Largas vacaciones.


Desconozco quién o quiénes pueden haber quedado de guardia este tiempo en Moncloa. Si ha sido el de facto número dos del Gabinete y ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, bien puede concluirse que su estreno en tal menester no ha sido muy afortunado.


Con motivo del regreso de los talibanes al poder en Afganistán, el presidente de Francia, Enmanuel Macron, ya el pasado lunes se dirigió al país con un mensaje solemne retransmitido en directo por todas las cadenas de radio y televisión para anunciar que la propia Francia, Alemania y el Reino Unido presentarían “muy rápidamente” varias iniciativas para evitar que el atormentado país centroasiático vuelva a convertirse en santuario terrorista.


España no ha contado. Moncloa lo ha compensado de alguna manera con el ofrecimiento hecho para centralizar la distribución de los afganos evacuados de aquel atormentado país centroasiático. Habrá que ver si todo ello no deviene antes o después en una operación propagandística y de imagen al estilo del show del Aquarius. De entrada, el ministro Albares ya ha hecho de Torrejón, a donde aquéllos llegan, “el corazón político de Europa”.


En otro orden de cosas, aquí hemos andado con el tira y afloja sobre las devoluciones a Marruecos de menores llegados solos a Ceuta a mediados de mayo. Se ha tratado y se trata de una devolución colectiva considerada irregular por la facción podemita del Gobierno, la oposición, el Defensor del Pueblo y otras instancias y que el desacreditado Marlaska no ha sabido -una vez más- manejar.


Sobre la escalada de los precios de la luz cabe decir un poco lo mismo: todos a oscuras. Ahí han andado sus socios de Podemos liando la madeja con la propuesta de una empresa energética pública, mientras la hosca ministro Ribera tampoco termina por aportar alternativas fiables a corto plazo. El caso es que este es uno de los problemas recurrentes que todo Gobierno promete solucionar, pero que ninguno remata.

Tal vez Pedro Sánchez considere haber cumplido con su comparecencia del sábado junto con la alta dirigencia comunitaria. Pero le falta hacerlo también en el Parlamento, a donde parece no tener propósito de acudir a pesar de tratarse de una cita inexcusable. Sea como fuere, Bolaños ya ha pedido al PP “sentido de Estado”, lo que en lenguaje monclovita significa apoyo incondicional.

Tardía reaparición

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