Vecinos de A Illa acudieron a pedir ayuda al alcalde, Carlos Iglesias, ante las continuas molestias que, aseguran, les provoca una pareja que reside en su edificio. Una comitiva formada por una decena de personas, entre las que se encontraba los arrendadores del inmueble en el que se encuentran dichas personas, acudieron a principios de la semana pasada a reunirse con el regidor, que se hizo cargo de la situación y se comprometió a actuar dentro de sus competencias.

Todo empezó hace un año, en noviembre de 2020, cuando los dueños del piso se decidieron a alquilarlo. Los problemas comenzaron pronto y cuando quisieron rescindir el contrato la otra parte no se mostró dispuesta. Fue entonces cuando procedieron a denunciar ante la Guardia Civil y ahí comenzó a agravarse el calvario, al enterarse de que uno de los miembros de la pareja, en concreto la mujer, tiene numerosos antecedentes policiales. El desalojo estaba previsto para el 4 de octubre, pero se encuentra pendiente de un procedimiento por parte del juzgado para determinar si los arrendatarios son personas vulnerables. Mientras tanto, continúan los problemas.

Numerosas denuncias

Las denuncias son constantes y ayer mismo, por la mañana, se repitió otro de los episodios. Y es que, según denuncian los residentes en el edificio, la pareja comenzó a gritar y a amenazar al resto del vecinos y uno de ellos tuvo que acudir al centro de salud por un ataque de ansiedad. “El piso lo damos por perdido y el dinero también. Lo que no queremos es que nuestros vecinos de toda la vida estén pasando por esta situación”, asegura el propietario del inmueble, que tiene muy buena relación con el resto de residentes. Tras el episodio de ayer, los vecinos llamaron a la Policía Local y hoy mismo tienen previsto poner los hechos en conocimiento de la Guardia Civil. Son numerosas las denuncias que ya se pusieron durante estos meses. Recientemente, uno de los vecinos denunció que su coche nuevo apareció en el garaje rayado. 

Demostrar la autoría parece complicado, pero los afectados se muestran convencidos de que los problemas cesarán cuando dicha pareja abandone el edificio. Por ello, piden celeridad judicial.