A estas alturas de la película, andarse con miramientos no tiene sentido. Lo de las sutilezas dejó de ser válido en el momento en el que el presidente se sacó de la manga una ley para garantizar la amnistía preventiva de su familia. Así que igual Sánchez debería seguir la sugerencia del cómico Miguel Lago y llamar a la norma ‘ley de mi mujer y mi hermano’.