El barro sigue en las calles, la luz y el agua corriente son lujos con los que miles de personas solo pueden soñar y en medio de la desolación, la amenaza de una nueva DANA. Al menos, esta vez sí, los avisos llegan con tiempo. Aunque poco se pueden preparar para lo malo los que aún se están recuperando de lo peor. Queda confiar en que la naturaleza se apiade.