Volvió a las canchas con el Sigaltec a los 43 años. Ahora, con 45, y sin saber si este será su último año como jugador, Gus Andújar valora su trayectoria profesional y comenta el futuro que augura al baloncesto en Vilagarcía.
Volvió al baloncesto con 43 años, ahora tiene 45. ¿Cómo se encuentra ahora a nivel físico?
A nivel físico me encuentro bien, si no, no me plantearía intentar echar una mano al equipo. Es cierto que los golpes, pues, duran más la recuperación, porque lógicamente el cuerpo ya tiene que tiene cierta edad y lo nota.
¿Qué fue lo que le hizo volver?
Se juntaron varias circunstancias, un poco mi relación con Luis Gabín, que nos conocemos de mi última etapa en Liga EBA, y surgió la posibilidad de echar una mano al equipo porque había poquita gente, ya que los chicos estudiaban fuera. El año pasado no pude jugar por motivos personales, pero este año se volvió a dar la oportunidad. Yo quiero aportar, no quiero ni condicionar a los chicos, ni coger una ficha que no me corresponde. Que yo juegue no significa que le tenga que quitar una ficha a un chico que pueda jugar. Mi etapa ya la he vivido.
Comentaba que el cuerpo no es el mismo con 20 años que con 45, ¿cómo se prepara a día de hoy para poder seguir al más alto nivel?
Primero cuidando la mente. Al final es un tema de esfuerzo y de sacrificio. Cuido la alimentación y me cuido más a nivel de recuperación. Antes igual acababa de entrenar y me iba para casa, pues ahora tengo que estirar, tengo que llegar a casa y ponerme hielo, y recurrir a los fisios cuando es necesario. Entonces, bueno, hay un proceso post-partido que es, digamos, lo que me permite seguir ayudando al equipo.
¿Realiza algún entrenamiento distinto al de otro jugador?
No, yo entreno igual con ellos. Lo único que hago es, en previo al entrenamiento, pues estiro más que ellos, aliento la musculatura mucho más y luego, después del entrenamiento en mi casa pues sí que intento recuperar, utilizo electroestimuladores para que la musculatura se relaje y que no tenga agujetas al día siguiente, y a nivel de golpes utilizo mucho hielo, es lo único que hago. Intento comer de forma saludable y poco más.
¿Qué figura destacaría como alguien que ha supuesto mucho en su carrera?
No me quedaría solo con uno, tuve la suerte de tener buenos entrenadores desde cadete hasta el equipo senior. Es cierto que a nivel de compromiso y de sacrificio, la llegada de Tito Díaz al Inelga supuso un antes y un después, incluso a nivel de club y preparación, pero también es cierto que mi papel era diferente. Nos ayudó mucho porque nos exigía mucho. Luego Chiqui Barros también fue muy buen entrenador. La etapa de Rubén Domínguez también me ayudó mucho, sobre todo a nivel mental.
¿Cómo trabaja la parte psicológica del deporte?
Hay que tener la cabecita bien estructurada. Todos tenemos días malos pero así no se tienen que notar en la cancha, cuando vienen la gente a entrenar tienes que aportar lo máximo posible en cada momento esas pequeñas frustraciones del día a día pues aprender a gestionarlas, aprender a convivir con un grupo de personas también, pero al final las necesidades de uno, las aficiones de uno no tienen nada que ver con la tendencia, al final se busca siempre el resto del último, el grupo progrese.
¿Cómo valora que es la mentalidad de los jóvenes jugadores de ahora en comparación a cuando usted tenía su edad?
Las etapas son diferentes, no significa ni que sean mejores ni peores. Dejémoslo en que es diferente, no que cualquier tiempo pasado fue mejor. No, no tiene por qué. Antes se jugaba al baloncesto de manera diferente. Los chicos ahora tienen otro nivel de compromiso y sacrificio, pero también por las circunstancias, porque yo con 20 años ya estaba en un club semiprofesional, y nos exigían a nivel de entrenamiento pues mucho más de lo que se les exigía a los chicos.
¿Por qué cree que una ciudad de baloncesto como Vilagarcía lleva 15 años sin tener un equipo masculino de cierto nivel?
Bueno, fue una reestructuración, se apostó, creo que correctamente, por una estructura de cantera de la que ahora se están viendo los frutos. No hubo, por motivos económicos, equipo profesional aquí, pero tarde o temprano llegará. Hay buenas generaciones que quieren competir y añoran un poco ese baloncesto semiprofesional o de calidad en la ciudad. Lo que estaría bien es que no solo fueran los chicos los que lo demanden. Los chicos van a luchar por ello, van a conseguirlo. Si no es este año, será tarde o temprano. Estaría bien que la ciudad también lo quisiera que la ciudad lo demande.
¿Qué futuro le augura al baloncesto en Vilagarcía?
Muy prometedor. Los entrenadores son chicos formados. No debería haber ningún problema a la hora de que no salieran niños ni niñas y puedan jugar. Incluso el femenino es un referente en la liga de baloncesto. Vilagarcía siempre fue una ciudad baloncesto y realmente no tiene equipo masculino en una liga semiprofesional por temas económicos o por una decisión puntual en un momento, pero como decía, tarde o temprano llegará.
¿Cómo ve su futuro en las canchas?
Muy cortito. Yo ya tuve mi etapa, sé que ya no me corresponde liderar nada. Puedo echar una mano a los chicos por mi bagaje previo. No sé si será mi último año, pero si lo fuera me gustaría conseguir el ascenso, sería completar ese circulo perfecto. Aunque me retire, el baloncesto nunca va a salir de mi vida, está claro que seguiré ligado de alguna forma.