Los tres son vilagarcianos y se formaron en al cantera del Arosa. Al igual que prácticamente la mitad de la plantilla del Céltiga y parte del cuerpo técnico. El rendimiento ofensivo de Fernando Lezcano, Julio Rey y Guillermo Blanco, al sumar 34 de los 64 goles del equipo, explica en buena medida por qué el Céltiga llega a la última jornada de liga segundo y con opciones de ascender a Tercera. Queda rematar la faena este domingo ante el Ribadumia (18 horas) en el Salvador Otero. Un partido que afrontan con una mezcla de ilusión, confianza y ambición. Eso sí, conscientes de que sus vecinos de A Senra no se lo pondrán nada fácil.
Lezcano es el pichichi del equipo. Hijo de la leyenda arosista, completó su formación deportiva en el Pontevedra, con el que llegó a tener minutos en Segunda B. En A Illa cumple su quinta temporada, previo paso por Alondras y Boiro. A sus 25 años están en su “prime”. Destaca por su dinamismo, su velocidad y su instinto en el área. Lleva 15 goles, los mismos que hizo el pasado año. Pero estos pueden tener otra incidencia. “He tenido pequeñas lesiones que me han ido lastrando en el día a día, pero estoy contento con la temporada en lo individual”, explica. “Lo que pase en este último partido va a marcar la nota de la temporada. Yo soy un poco más exigente que el míster, creo que hasta ahora es de notable alto y el ascenso sería el sobresaliente”.
"Si conseguimos ponernos por delante y tener la calma que requiere el partido, vamos a poder ascender”
Lezcano confía en el Céltiga para el derbi. “Las sensaciones son positivas. El Ribadumia tiene más equipo de lo que dice la clasificación, pero si somos fieles a lo que llevamos haciendo toda la temporada, y sobre todo conseguimos ponernos por delante y tener la calma que requiere el partido, vamos a poder ascender”.
Julio Rey se despidió este verano del Arosa, su casa, entre lágrimas. Fue un episodio lamentable. A la vez que imborrable en la historia negra del club, del que era el capitán. Renunció a ofertas de Tercera, como UD Ourense o Estradense, para bajar un peldaño y jugar junto a su hermano Jose y a otros de sus amigos y excompañeros en la cantera arlequinada, como Manu Bugallo o Javi Domingo. Tras la conmoción veraniega, se adaptó rápido, asumiendo con naturalidad las expectativas generadas sobre su figura en A Illa. LLeva 11 goles y un buen puñado de asistencias.
“He intentado aportar lo que soy, tanto dentro como fuera del campo, con menor o mayor acierto. Hay momentos en los que te encuentras mejor que otros”, explica. “No se le puede poner ningún pero a la temporada del Céltiga. Somos una plantilla joven, con mucha calidad y muy comprometida. Somos un equipo que no ha cambiado nunca su forma de jugar. Siempre afrontamos los partidos de igual manera y eso nos ha traído hasta aquí. Lo del domingo es una final. Todos hubiéramos firmado llegar a este partido dependiendo de nosotros”.
"Juegas al fútbol por vivir momentos como estos y hay que darlo todo”
Julio, que sabe lo que es jugar un play-off de ascenso a Tercera, dos a Segunda B, y dos a Segunda RFEF, cree que “la clave es que los nervios no se apoderen de ti y disfrutar del momento y del escenario. Juegas al fútbol por vivir momentos como estos y hay que darlo todo”.
Guille Blanco llegó al Céltiga desde el Umia, al igual que Jonás, Migui Sayar o Nucho. Una apuesta de Luis Carro por un jugador creativo, que se ha ganado a pulso su protagonismo en el equipo. LLeva 8 goles y también destaca como asistente y abrelatas en el último tercio de campo. “No llegaba a esa cifra de goles desde cadetes”, recuerda. “Estoy disfrutando y muy contento. Somos un grupo que nos llevamos muy bien y eso se nota en el campo”.
"Todo va a pasar porque seamos atrevidos y le metamos mucho ritmo, que seamos ese equipo que llevamos siendo toda la temporada"
Guille también tiene buenas sensaciones de cara al decisivo partido. “Venimos de competir a un nivel muy alto y llegamos en un buen momento. Todo va a pasar porque seamos atrevidos y le metamos mucho ritmo, que seamos ese equipo que llevamos siendo toda la temporada”.