Autenticidad. Cercanía. Sin trampa ni cartón. La fórmula, que parece bien sencilla, es ganadora. Los impulsores del restaurante coruñés BEREK.ET tenían las líneas claras: cultivos de proximidad, calidad premium en la carne y el pescado, y una apuesta por los artesanos gallegos que hacen magia con su habilidad creadora.
Con esas premisas se llegó al taller de alfarería de Alberto Lista, en Buño (Malpica), al que se encargó buena parte de la vajilla que hoy llega a las mesas del BEREK.ET. “Fue una suerte, la verdad, la libertad que me dieron para el diseño”, explica Alberto Lista desde su taller.
“Carta blanca para la forma, la textura e incluso el color aunque ahí hicimos algunas pruebas”, explica. Las piezas son de gres, un material “que garantiza la durabilidad, que funciona muy bien para restauración, en piezas que, lógicamente, sufren mucho trote”. Desde hace aproximadamente dos años este alfarero viene trabajando con frecuencia con encargos de hostelería. “Desde la pandemia hacia aquí la cultura del “Feito a man” volvió a resurgir, sobretodo en gente joven, que aprecia el arte en las piezas, que saben que son mucho más que cacharros…” explica. Su obra permite que el placer del contenido de los platos se multiplique y extienda a un continente exclusivo y hermoso.
Del fuego y el arte de Jorge Eiroa, con taller de forja en Célas de Peiro (Culleredo) han salido los cuchillos picadores, con diseño medieval, con los que los camareros exhiben, por ejemplo, el acabado final del tartar cuando éste llega a la mesa. Los uniformes de todo el personal también han salido de manos artesanas locales, las del equipo coruñés de Köhe.