El nuevo arzobispo de Santiago, Monseñor Francisco Prieto, ha tomado posesión este sábado de su cargo en una misa celebrada en la Catedral de Santiago en la que ha defendido una Iglesia "humilde y testimonial, pero no acomplejada". "El reto no es ser muchos, sino ser significativos. Somos resto, pero no residuo", ha afirmado.
A la celebración han asistido también el presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda; el presidente del Parlamento, Miguel Ángel Santalices; el rector de la USC, Antonio López; y el teniente de alcalde en funciones de Santiago, Sindo Guinarte; además de representantes de las diferentes fuerzas de seguridad del Estado.
27 años después de la última toma de posesión celebrada en la catedral compostelana, la del Arzobispo saliente, Julián Barrio, el prelado electo llegaba a las 10,45 horas a la Puerta del Obradoiro acompañado del Arzobispo Administrador Apostólico y del Nuncio Apostólico de Su Santidad. Allí lo ha recibido el Cabildo catedralicio y el Colegio de Consultores. El Nuncio Apostólico, Bernardito Auza, ha sido el encargado de presentar al Arzobispo electo.
El primero en tomar la palabra ha sido Julián Barrio, que ha agradecido a todos los que lo han ayudado y colaborado con él durante su arzobispado y ha tenido palabras de cariño para Prieto. Ha concluido asegurando que, "en la Iglesia, nada empieza con uno ni termina con uno".
A continuación, el Nuncio ha alabado el "éxito" de Barrio durante su etapa, "en la que ha gobernado con sabiduría y con total entrega y dedicación". Asimismo, ha deseado suerte y acierto al nuevo Arzobispo.
Tras ello, se han entregado las Letras Apostólicas del Papa Francisco con las que proclama al nuevo Arzobispo al Consejo de la Archidiócesis. El nuevo prelado, ya proclamado, ha recibido entonces los aplausos de los asistentes a la ceremonia, visiblemente emocionado, y el abrazo de Julián Barrio, del que fue obispo auxiliar.
Tras cumplir con el tradicional abrazo al Apóstol Santiago, Prieto ha pronunciado su homilía, en la que ha reconocido la "cultura y la lengua propia" de la archidiócesis y en la que ha tenido palabras de cariño y agradecimiento para su predecesor.
"La filósofa H. Arendt dice que somos lo que vivimos. En estos dos años entre vosotros como Obispo Auxiliar he podido apreciar, descubrir, y hoy lo quiero agradecer", ha comentado, la "generosidad, entrega, desvelos y trabajos" por parte de miembros de la Iglesia y fieles laicos: catequistas, voluntarios de la acción socio-caritativa, profesores, y colaboradores en la vida parroquial, entre otros".
El nuevo Arzobispo ha reconocido que "no es fácil" ser una Iglesia sinodal y samaritana. "¿Cómo dejar atrás los refugios de las rutinas que nos acomodan o los fundamentalismos de cualquier signo que nos atrincheran y nos ciegan?", ha preguntado, tras lo que ha aseverado que "no es momento de quejas, de resentimientos, de rendirse, sino de preguntarse si estamos dispuestos a mirar el futuro en clave de Evangelio".
Cambiándose al gallego, ha abogado por desechar una actitud de "avasallamiento y provocativa en exceso". "El Papa Francisco más bien nos urge a ser humildes y testimoniales, pero no acomplejados. Nos invita a realizar un acompañamiento atento de las situaciones de las personas, hecho de escucha respetuosa, paciente y compasiva. El futuro se llama pequeño rebaño; el reto no es ser muchos, sino ser significativos. Somos resto, pero no residuo", ha afirmado.
El Arzobispo ha apelado también al Camino de Santiago y ha animado a todos los presentes a "seguir haciendo camino", un camino de "solidaridad y verdadera fraternidad". "Ese Camino que nos lleva y toma nombre de Santiago, porque halla su sentido en la meta que alberga la memoria y la tumba del Apóstol Santiago", ha señalado.
"Tenemos una tarea común: construir juntos espacios de convivencia y humanidad. Los hombres y mujeres de este tiempo, especialmente los que más sufren los golpes de esta crisis, y de las guerras que aún nos asedian, merecen todo nuestro esfuerzo y empeño", ha destacado.
Por último, Prieto ha pedido la ayuda de los presentes para "ser bispo de todos, presidiendo en el servicio, sin restricciones ni pertenencias".
"Bispo con todos, porque solo en la comunión de la diversidad se construye y edifica la Iglesia. Son tiempos de oportunidad y de compromiso, de ponerse a trabajar. Aprender la gramática de la simplicidad, y no instalarnos en el reino de la retórica (EG 232)", ha concluido.